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A enemigo que huye...

Por Francisco Pomares

Publicado en El Día

 


Ha dicho Coalición Canaria que el expresidente Clavijo abandona la política regional para impulsar a su partido desde el Senado, ocupándose de asuntos como vigilar el cumplimiento del REF y del Estatuto de Autonomía, que Clavijo logró hacer aprobar en su etapa de presidente del Gobierno. Como excusa, tiene poco recorrido: Clavijo se refugia en el Senado -en el aforamiento que ser senador le supone- para protegerse del caso grúas, convertido por la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, por la Fiscalía del Estado y por Anticorrupción -que la Fiscalía controla- en un episodio de caza mayor con final decidido.

 

Me cuesta creer que en Coalición estén todos muy satisfechos con mandarlo a Madrid, a pesar de que el asunto se aprobara formalmente por aclamación. En los tiempos que corren, y con la cantidad de desempleados forzosos que han traído los pactos y censuras, entre los nacionalistas debe haber bofetadas por hacerse con un cargo, y de entre los que quedan disponibles, el de senador era sin duda el más cotizado. Tampoco parece que la capacidad para actuar políticamente sea muy grande desde la Cámara Alta. No hay muchos precedentes exitosos de senadores que han logrado mantener el liderazgo sobre un partido, como pronto comprobará Asier Antona, y en el caso de Coalición Canaria, instalado en la mayor crisis de poder de toda su historia, va a resultar muy difícil -para alguien que tendrá que pasar la mitad de la semana en Madrid- ocuparse de organizar un partido desanimado y golpeado por la derrota después de más de un cuarto de siglo de poder ininterrumpido. Clavijo tiene sin duda derecho a ocuparse de sus propios problemas y poner tierra por medio entre él y la Audiencia Provincial, pero va a tener que hacer un esfuerzo extraordinario si aspira a seguir manteniendo el control de su partido, que durante su presidencia gestionó por delegación el hombre que "hace lo que le dicen", José Miguel Barragán. Coalición ha anunciado también su intención de celebrar una Convención de cargos públicos y orgánicos para octubre o noviembre, de la que habría de salir un mandato para convocar Congreso. Ahora no pueden convocarlo, porque nadie sabe si habrá o no elecciones en noviembre. Pero habrá Congreso en cuanto esa duda se despeje, probablemente en la primavera del próximo 2020. Mientras deciden si ha de ocurrir o no que Clavijo sustituya a Barragán como secretario general, la Junta de Portavoces del Parlamento aprobó ayer el procedimiento de votación para la elección de senadores, cambiándolo. La tradición es que los senadores se elijan por votación nominal de cada uno de ellos, y que se pacten entre los partidos sus nombres. El sistema que se aprobó ayer es distinto: se votará de una sola vez y con una única papeleta con los tres senadores, y cada partido votará sólo a su candidato. Si nadie hace trampa, queda garantizado así que saldrán los propuestos por el PSOE, Coalición y el PP, y que ningún partido tendrá que votar necesariamente a un candidato distinto al suyo. Se trata de evitar el recuerdo de la votación en la que Zerolo se convirtió en senador, con la complicidad socialista. Con el nuevo procedimiento, no cabe abstención ni voto en contra, cada cual vota al suyo, y todos tan felices. O no.

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