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Acuerdos de La Palma

Francisco Pomares

 

La Conferencia de Presidentes de La Palma se ha convertido en un acontecimiento político, y en una nueva demostración de la ya milagrosa ‘baraka’ de Sánchez. El presidente logró un primoroso acuerdo unánime de apoyo a la unidad de todos los Gobiernos –el de España y el de todas las Autonomías-, en el rechazo a la invasión de Ucrania y en el respaldo a la respuesta europea a la invasión. Ambas eran declaraciones que se daban por descontado, pero Sánchez también logró un acuerdo unánime sobre la necesidad de evitar la lucha partidista en la gestión de los fondos europeos, absolutamente imprescindibles “para consolidar la recuperación económica” del país.

 

A cambio de que el Partido Popular abandone su posición beligerante sobre el reparto de los fondos, y la exigencia de un organismo independiente que decida y distribuya las ayudas, Sánchez anunció ayer su intención de aplicar rebajas de impuestos a los sectores más afectados por la situación creada por la guerra. Por supuesto, el presidente no aclaró cuáles serán finalmente esas medidas fiscales ni los sectores a los que afectarán. A cambio, propuso a las Autonomías la convocatoria urgente de varias conferencias sectoriales para abordar la cuestión de qué impuestos serán los que haya que rebajar.

 

Se trataba de la principal exigencia de los presidentes del PP en la Conferencia, adelantada por el propio Feijóo, que reclamó una bajada fiscal general durante todo este año, además de alcanzar un acuerdo con Bruselas para que autorice la supresión de los impuestos que gravan la electricidad, el gas y los carburantes, y la creación de un tipo superreducido de IVA, sobre el que el Gobierno –de momento- tampoco se ha pronunciado.

 

Lo que sí hizo Sánchez fue comprometerse a garantizar que el Estado transferirá a las Autonomías el dinero suficiente para acoger a los poco más de 18.000 refugiados que está previsto lleguen a España en los próximos días procedentes de Ucrania, cumpliendo así con otra de las reclamaciones autonómicas. Los centros de acogida más importantes se están montando ya en Madrid, Barcelona y Alicante y se estudia otro para Málaga- y serán por tanto Madrid, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía las regiones que reciban mayor financiación en este rubro. Sin embargo, la declaración de la Conferencia de Presidentes no recoge ni una somera mención al problema de la inmigración en Canarias, uno de los asuntos que el Gobierno regional esperaba incorporar a la agenda del encuentro, y que se ha resuelto con un ‘canutazo’ a los medios del presidente Torres, asegurando que ha logrado el compromiso de algunos de sus colegas (no anunció aun cuales) de que aceptarán hacerse cargo de un número (sin definir de momento) de menores africanos no acompañados. Es de suponer que Torres no quiso deslucir la unanimidad lograda por Sánchez en la Conferencia.

 

De hecho, sólo hubo dos discursos discordantes: el de la presidenta Ayuso, que pidió retirar los 20.000 millones que el Gobierno piensa dedicar entre este año y el 2025 a políticas de género, y usarlos para atender a la gente más afectada por el impacto económico de la guerra. Parece que Feijoo, que acudió a la conferencia ya preinvestido por la púrpura popular, no le hizo demasiada gracia que su segunda pusiera la nota díscola. También dio la nota el republicano Pere Aragonés, que llegó tarde, se justificó asegurando que asistía al encuentro de forma excepcional y sólo porque se trataba de Ucrania, y se fue evitando hacerse la foto de familia, llevándose de premio el compromiso de que habrá financiación para ‘sus refugiados’ y los recursos serán gestionados –también excepcionalmente- por la Generalitat. Nadie le pidió que se posicionara en relación con las informaciones sobre el apoyo de Putin al ‘procés’ y la  investigación judicial en marcha. El ‘Muy honorable’ ya se mojó lo suyo apoyando la declaración contra la invasión de Ucrania. Puigdemont debe haberse cogido un buen berrinche.

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