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Astrid y Corujo


Por Francisco J. Chavanel

 

Fernando Clavijo y Asier Antona ya son historia: senadores y muertos en vida, aunque Clavijo tiene capacidad de “resurrección” siempre y cuando resuelva el “caso Grúas” –nada fácil existiendo una conspiración en su contra para mantenerlo acusado hasta la eternidad-, mientras que Antona ha pagado su deseo paranoico de entregarle el poder del Archipiélago a la izquierda antes que pactar con CC, siendo eliminado de la circulación por su propio partido harto de sus intrigas.

 

La cuestión es que la derecha empieza a reparar las roturas que dieron lugar al gobierno que preside Ángel Víctor Torres. Ya Clavijo, con su imputación, no es obstáculo para que Ciudadanos aporte sus dos votos; ni el PP tendrá un presidente que vete a una compañera (Australia Navarro) en disposición de presidir la Autonomía. El pacto de derechas ya está en 33 votos, a tres de la mayoría. Basta con que Casimiro Curbelo se enfade por futuros incumplimientos, que el dinero no llegue para satisfacer tanta promesa en los próximos presupuestos, que la prepotencia de algunos pisotee el respeto de sus compañeros de gabinete, para que el presente Ejecutivo salte por los aires.

 

Es muy cierto que el presidente Torres es un maestro de las relaciones públicas, un corcho capaz de flotar en momentos imposibles. Carece de yoismo y habita muy lejos del halago fácil. Esa particularidad es la que lo distingue de otros gobernantes y, tal vez, la que lo puede salvar de esta legislatura con olor a trampa. Torres nos ha demostrado que él gana terreno cediendo competencias demasiado amplias (caso Hacienda y Román Rodríguez), pero no está demostrado que esa política sea una garantía de paz. De modo que este gobierno está cogido con alfileres.

 

Trasladando esta visión a Lanzarote y al pacto PSOE-PP (Corujo-Astrid Pérez), es de todos sabido la voluntad del PP nacional de recuperar buenas relaciones con CC –Ana Oramas y González Taño pueden ser fundamentales o bien para un bloqueo o bien para definir la presente y la siguiente legislatura-. La idea es asaltar el Gobierno de Canarias dentro de un año, resolviendo primero el dilema de Lanzarote. Los pactos Corujo-Pérez se cerraron, en parte, respaldados por la rebeldía de Antona, pero una vez desaparecido el personaje la idea madrileña es que Pérez vuelva a entenderse con Pedro Sanginés.

 

Será muy complicado. La personalidad de los dos casi lo hace imposible. Por ahí escaparía Corujo si no le da por perseguir fantasmas, convertir el aire de la isla en irrespirable, amenazar a todo aquel que considere su enemigo. En ese caso sería Astrid Pérez quien tendría todas las opciones para elegir partenaire y poner las condiciones. Astrid es mujer de palabra y de convicciones. Corujo depende de ella, no al revés.

 

 

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