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Bancales  

 

 

Juan Manuel Pardellas

 

Los vemos casi a diario y apenas reparamos ya en ellos. Durante años fueron la despensa de islas enteras, hoy son eriales con un futuro incierto. Antropólogos, geógrafos, arquitectos se han reunido en la Escuela de Arquitectura para reflexionar desde el punto de vista académico sobre estos bancales, estudiar casos de éxito en todo el mundo y valorar qué se puede hacer en nuestras islas, con sus peculiaridades, sobre todo, normativas, políticas, económicas y sociales. Fue el cuarto encuentro de estas características y el último previo al Congreso Internacional de marzo del próximo año, ITLA2019, que se celebrará en Canarias, después de sus sedes de Italia, Perú y China.

 

Hubo intervenciones reveladoras y hasta provocadoras. Por ejemplo, si las autoridades de las islas gravaran la importación de productos en función del kilómetro recorrido, ¿a qué precios se venderían unas manzanas de Chile frente a las que se produjeran en nuestras islas? Imagínenselo por un instante. Qué revolución experimentarían nuestros campos.

 

¿Y si al agricultor que se la cae un muro no se le somete a una auténtica tortura administrativa para repararlo? ¿Y si entendemos que junto a un huerto de verduras, hierbas aromáticas, frutales debe ir, inexorablemente, todo aquello que comprende la vida en el campo: molinos de agua, casas para habitarlas, granjas con todo tipo de animales, … Eso no ocurre en nuestra vida rural. Ya de por sí es una vida durísima, sin vacaciones, ¿por qué castigarla tanto con más y más normativa y desconexión entre lo que se dicta en los despachos urbanos y la realidad del campo?

 

“Nos vamos a afiliar al bancalismo. El mayor reto del congreso será la didáctica. Que haya vino, almendras, gofio, miel de palma, hacerlos visibles, valiosos. Darle valor al bancal y a sus productos”, expuso Timmi Tillman, presidente de la Alianza Internacional de Paisajes y Terrazas (ITLA).

 

Hace falta agricultores, ganaderos, turistas viajeros tipo siglo XIX, incluso arquitectos y políticos con otro punto de vista sobre la intervención en los bancales.

 

Cada vez necesitamos menos normas y más cabeza, dijeron los expertos. Más cercanos a la realidad del campo.

 

Los productos que se consumen en Canarias tienen una media de 2.000km, con una huella ecológica brutal. Bastaría un arancel y la promoción de la agricultura local para cambiar esa tendencia. Aplicar un IVA/km en proporción a la distancia recorrida por cada alimento. Eso promoverá la producción local, apuntó uno de los intervinientes.

 

Incluso hubo quien propuso poner en valor patrimonial los bancales igual que se hace con los cascos urbanos o grandes catedrales.

 

Y para rematar, una interesante cuestión sobre la legislación actual: puedes tener 200 folios de legislación que nadie cumple o tres simples folios que todo el mundo cumple. Ese es el debate.

 

 

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