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Bienvenido septiembre

 

Por Alex Solar

 

Comenzaba septiembre el año de desgracia de 1939 y las tropas alemanas invadían Polonia, dando inicio a la II Guerra Mundial. En poco más de un mes, por medio de la novedosa técnica bélica de la Blitzktieg  (“guerra relámpago”) desparecía el 20 % de la población del país, se derrumbaba la Segunda República Polaca y comenzaba otra nueva tragedia para el pueblo judío. Basta dar un somero vistazo a las efemérides para darse cuenta de que septiembre es el “mes más cruel” y no abril como decía el poeta T.S. Eliot en su memorable poema.

 

Hechos luctuosos determinaron que , contrariamente a la costumbre de las celebraciones patrióticas, los catalanes escogieran la fecha de la caída de Barcelona en septiembre de 1714 para convertir el 11 de septiembre en su Diada. Por motivos distintos, se celebró la misma fecha en Chile durante la larga dictadura de Pinochet, que casualmente escogió septiembre para perpetrar su golpe militar. En Chile, septiembre es también conocido como “el mes de la Patria” porque un 18 de ese  mes de 1810 los vecinos reunidos en cabildo proclamaron la independencia para salvaguardar el dominio colonial de un monarca español en fuga ante la invasión francesa. Coincide con la primavera y la reanudación, que no el inicio, de un curso escolar interrumpido por las celebraciones que duran una semana entera. Un buen paréntesis entre el duro invierno que agoniza y la estación nueva, no tan benigna como podría parecer puesto que aún las madrugadas y las tardes son gélidas y el que se lleve a engaño con el calor y la “chicha” de los ventorrillos (“ramadas”) puede terminar en el camposanto con una pulmonía.

 

Desconfío, pues, de septiembre con fundadas razones. El gran Once de septiembre de Nueva York perdurará en la memoria con resonancias lúgubres, tal como ese primero de septiembre de la invasión de Hitler. Este de 2018 viene cargado de presagios, con una vuelta “al Congre” que no augura nada bueno, lo mismo que la nueva celebración de la Diada, un Día de la Marmota más bien infernal, que más parece una espiral diabólica en el tiempo.

 

El refranero popular es igualmente agorero respecto al noveno mes del año. “Septiembre se tiemble, pues o seca la fuentes o se lleva los puentes”. En lo que respecta a este momentos, bastante acertado , pues basta ver las noticias de la meteorología, con riadas y tormentas nunca vistas dejando cuantiosos daños.

 

“En septiembre, el que no tenga ropa, que tiemble”, reza otro proverbio popular. Supongo que podría referirse a la del colegio, que hace temblar los presupuestos hogareños, algo anémicos tras los dispendios y desmadres del verano.

 

Y por fin, este último : “En septiembre, quien tenga trigo, que siembre”. Pero mucho me temo que cereales tendremos algo menos de la habitual, pues todo se nos irá en facturas de la luz que llegarán puntuales recordándonos lo mucho que tuvimos que utilizar el aire acondicionado y los ventiladores, por no hablar de otros gastos y consumos de los que es mejor olvidarse.

 

Taladro en la casa de al lado, y el perro en la casa de enfrente…¡Bienvenido septiembre!...

 

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