PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Cuando me iban las Trifulkas

 

Por Guillermo Uruñuela

 

  • Lancelot Digital
  • Lancelot Digital
  •  

    El domingo ahí estaban, como siempre animando y a su vez, separados y correctos como nunca. Los "trifulkas" pudieron vivir en el estadio la emoción de esa pelota que se acostó en las mallas del arco. Y Javi Morales hizo que mereciera la pena la frustración vivida meses atrás. Creo que todo pasó, se esfumó y el cántico frenético postpartido silenció a la ira interior que poseían. 

     

    Les conocí, si mal no recuerdo hace cosa de tres o cuatro años. De la misma manera, si la cabeza no me falla, en ese instante existía cierta tirantez entre Radio Marca y el club con sus satélites incluidos, como lo es la Peña Trifulka. Creo que fue cuestión de malas interpretaciones, seguramente por ambas partes, pero quizá sea algo que ya no tenga relevancia alguna. Mientras pertenecí a la Radio deportiva más escuchada de la isla, siempre tuve la capacidad de poder opinar libremente, con más o menos acierto, y en ese momento se erosionó todo un poco. Luego las aguas volvieron a su cauce y tengo que decir públicamente que a día de hoy la relación es muy buena con Adolfo, míster en ese momento, y con las dos cabezas visibles de la institución, tanto Domingo Gil como Machín. 

     

    Luego estaban ellos. Repito. Si no recuerdo mal, nos dedicaban "cariñosos" cánticos desde la grada y me costaba entender por qué. Los periodistas locales lógicamente siempre queremos que los nuestros prosperen en sus competiciones pero tenemos que ceñirnos a lo que ocurre. Si no perderíamos toda credibilidad. Un periodista no se sube a un barco cuando las cosas van bien y salta cuando se naufraga, como piensan algunos. Sólo informa y opina. Acercarse al forofismo hace malo al que habla y peor al que escucha. 

     

    Entonces llegó un día, por un motivo que no está en mi cabeza, que contacté con varios integrantes de la Trifulka porque entendía que era un tema en el que su opinión tenía importancia. Les llamé y participaron en el programa por teléfono. Poco a poco se hicieron fieles a Directo Marca -no sé si todos, ya que desconozco a ciencia cierta cuántos componen la peña- y un día, acudieron al estudio. 

     

    Allí se personaron tres tipos. Un conejero, un malagueño y un maño. Junto al asturiano que dirigía el programa parecía una viñeta de chiste. Fue un momento en el que la Trifulka era esencial para los jugadores pero "a ojos de la sociedad" se les veía como unos hooligans descontrolados que iban al fútbol a buscar follones. Recuerdo hablar con una persona que, al comentarle que vendrían los trifulkas, me puso cara de "tú sabrás, es tu programa". Fue una apuesta valiente en ese momento y más que acertada ya que han sido -y son- figuras insustituibles a la hora de entender la actualidad de la UD. 

     

    Me sorprendieron por su pasión bien entendida, por su serenidad en el micro y su entrega incondicional al club; y sobre todo a los chicos. Pero lo que más me llamó la atención fue la siguiente anécdota. Tras una charla distendida y futbolera, a uno de ellos, el que más imponía físicamente, con sus tatuajes, su cabeza rapada y su arete en la nariz le dije algo así como que más allá de la buena relación que se estaba fraguando el día que encendieran una bengala o la liasen, lo condenaría en la radio. Se lo solté un poco acongojado la verdad. Pero más sorprendido me dejó su respuesta. "Por supuesto, Guille. Y el día que nos equivoquemos seremos los primeros en pedir perdón". Me pareció una demostración de humildad y sentido común brutal.

     

    Desde ese día tuvieron su papel protagonista en RM. Empezaron a participar en tertulias, en debates de fútbol, en ser protagonistas de los diarios deportivos... y me alegra mucho ver cómo todo ha servido para algo. Cuando un medio de comunicación excluye a un colectivo, por el motivo que sea, lo normal es que las cosas vayan a peor. En este caso, creo que ha servido para hacer una peña más fuerte, más civilizada -o por lo menos que sabe hasta dónde puede llegar-, con más voz y todo ello mejora a la UD Lanzarote.

     

    Los hinchas son necesarios y se lo cuenta un tipo que ha estado varios cientos de partidos ahí abajo. No saben cuanto. El amor, la entrega y la pasión que han demostrado estos tipos hacia los colores, gastándose dinero de su bolsillo para estar con los chicos, formando parte de un colectivo, peleando por lo que consideran justo, es encomiable. Ese espíritu de no rendirse es el que necesita la isla; eso sí, con más sosiego y menos cervezas. 

    Comentarios (1)