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El PP y el gran gobierno


Por Antonio Salazar  @antoniosalazarg

 

El Partido Popular de Canarias nunca ha sido de fiar. Una veces por determinación propia, otras por imposición de su central madrileña, lo cierto es que sus votantes han vivido continuos sobresaltos. No menores han sido sus peleas intestinas, continuos roces que han provocado salidas abruptas del partido, nunca por motivos ideológicos sino por meras luchas de poder. Es ahí donde podemos encontrar un rasgo distintivo de los democratacristianosliberalesconservadores locales, su enorme afán por agradar al poder para poder pertenecer a él, aunque sea en pequeñas dosis.


El penúltimo capítulo que explica tan singular forma de proceder lo encontramos en el apoyo a los próximos presupuestos para Canarias. Vaya por delante que su margen de negociación es ridículo y que al siniestro Montoro no le viene nada bien perder el apoyo de Coalición Canaria enel Congreso de los Diputados. Sentado lo anterior, tampoco es que aquí se peleen por bajarnos los impuestos y devolver a los ciudadanos el gobierno de sus vidas, reduciendo el tamaño de la paquidérmica administración que se ha ido construyendo en estos larguísimos años de autonomía.


Hemos tenido oportunidad de escuchar a la impar Australia Navarro celebrar, al tiempo, que el presupuesto del 2018 será expansivo (es decir, más dinero en manos del gobierno) y que los ciudadanos percibirán un alivio fiscal, sin percatarse su señoría que quizás la afirmación encierre una contradicción. Aclaremos ya que la formula tantas veces repetida del alivio fiscal es copiada de los republicanos norteamericanos como Bush Jr., otro que también gastó como si no hubiese un mañana mientras rebajaba impuestos de manera apreciable. No parece que sea nuestro caso, tampoco es la solución, porque los desequilibrios no dan lugar nunca a situaciones agradables.


Nos encontramos, por tanto, en un momento en que el Gobierno va a poder contar con un presupuesto superior a los 7.500 millones de euros y la rebaja de impuestos, recuerde, eso que Navarro llama alivio fiscal, será de apenas 120 millones, devolviendo algunos tipos de IGIC al 3% desde el actual 7%. Irrita, y mucho, comprobar como en el año 2012 se subieron los impuestos de forma temporal con la promesa de rebajarlos en 2014 y llegado el momento no se consideró necesario cumplir la palabra dada -en realidad es culpa de los que creen en la nobleza de la política y los políticos, como si su palabra tuviese algún valor-. Hoy vemos que se ha apostado, una vez más, por el gobierno grande, con unos volúmenes presupuestarios sin precedentes, metiendo las narices en temas que los propios ciudadanos resolverían mejor y sin posibilidad, por parte del gobierno, de presentar una hoja de servicios sin mácula en aquellas competencias -cada vez más, en campos que le deberían resultar vedados- que ejerce. No hay un solo éxito en dependencia, educación o sanidad que merezca aumentar nuestra consideración por su capacidad de gestión. La impostura llega al punto de que los asesores áulicos del presidente Clavijo aconsejan que la TV pública lo sea al 100%, como si las que ya existen en esas condiciones en nuestro país fuesen un espejo en el que mirarse. Estamos perdidos, el gran gobierno viene para quedarse mientras el PP habla de un alivio fiscal que representa el 0,016% del total del gasto. Son absolutamente intercambiables por políticos de otras formaciones y, lo peor, es que lo saben.

 

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