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El voto viejuno

Por Álex Solar

 

Tras el batacazo de una izquierda tan plural como desunida, abundan los analistas políticos  que, como Monedero, culpan a las personas mayores de su derrota: “con el miedo acrecentado por la salida del Reino Unido de la Unión Europea, han vuelto a colgar en el salón el bordado que dice “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Casi todos estos apóstoles de la intelligentsia burguesa de izquierdas regresan al mito de “las dos Españas” para justificar lo que no saben o no se atreven admitir: que les han dado en los belfos y no son capaces de ver, como el boxeador noqueado a punto de caer en la lona, de dónde le han venido las hostias, si de la propia izquierda o de la derecha. Van a encargar una encuesta para enterarse, dicen. No les basta con las que les prometieron  el oro y el moro.

 

En el supermercado , con su uniforme de verano, camisa a cuadros, pantalones chinos y sandalias, los de mi quinta van lentamente por los pasillos, cargados de mercadería, obstaculizando la pasada de los más jóvenes que tienen prisa por coger panecillos y  salchichas, exiguo menú para la jornada. Sacan su monedero, el real, y pagan su montaña de alimentos. ¿Para ellos o para los hijos y nietos? Me temo que por muy glotones y entrados en carnes que parezcan estos ancianitos no los consumirían solos.

 

Pero la culpa es de estos franquistas reciclados al PP,  según los dolidos comentaristas de los bastiones de la prensa zurda. España envejece, los más jóvenes vegetan o emigran. Si se quedan no tienen para cuándo inaugurar la paternidad y su permiso, suponiendo que obtengan un  trabajo. Los otros  harán su nido y criarán bebés mestizos con alemanas, noruegas o sudamericanas. Los viejos nos quedaremos solos con nuestras nostalgias en un país que se nos asemeja cada vez más, con políticos vetustos como Rajoy, Aznar, González, Guerra,  haciendo el ridículo.

 

Algunos  exhuman a Valle Inclán, al que estos cultos observadores de la realidad cotidiana citan entre líneas. “En España se premia no al mérito, sino al que roba”. Puede ser. Antes que él, Quevedo en su “Vida del Buscón” dibujó los contornos psicológicos de una nación en que los barberos, los frailes y los banqueros vivían inmersos en una picaresca que no escarmentaba ni la horca.

 

¿Y el voto viejuno, culpable de todo este merder, aunque yo, a mis 67, haya acudido al colegio (electoral) a votar por los “buenos por conocer”, que nos acusan de  cobardes, de rémora, de insolidarios y reaccionarios?    
 

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