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Ellos las prefieren...así

 

Por Alex Solar

La Ministra de Sanidad ha anunciado la implantación de una campaña de medidas contra la obesidad. El sistema será parecido al existente en otros países del entorno europeo como Francia que tiene el Nutriscore para etiquetar productos alimenticios en función de su contenido. En Chile existe una Ley sobre los alimentos que no solo los etiqueta sino que penaliza a la industria, y las restricciones son mucho más severas que el Nutriscore, ya que se prohíbe la publicidad de los productos que lleven la etiqueta infamante de ser nocivos para la salud o inconvenientes para el consumo infantil.


Estamos llegando a un punto en el tema de la alimentación que causa confusión y hasta alarma, tanto que el famoso nutricionista Juan Revenga, profesor en la Universidad San Jorge y autor de libros como “Adelgázame, miente” y “Toda la verdad sobre la historia de la obesidad y la industria del adelgazamiento”, dice que esto se va pareciendo al Gran Hermano, no el de la televisión sino al de Orwell , que vigila hasta las más mínimas acciones de los ciudadanos para salvarnos de los males que provocan el consumo de aquello con lo que se nos tienta desde vallas, anuncios comerciales en los medios y en Internet.

 

 

En la esta nueva sociedad apolínea proliferan las llamadas a la vida sana, a practicar deporte (hasta en la letra pequeña de la publicidad de los anuncios de bebidas alcohólicas y otros productos “no saludables”) y a conservarse en forma haciendo yoga o Pilates hasta una edad avanzada, aflora la discriminación subrepticia, subliminal, de las “personas con sobrepeso”, eufemismo que disfraza el antiguo y políticamente incorrecto odio al gordo (a) en aras de la salud. En el colegio, como saben los niños redonditos y mofletudos, se les acosa, en la adolescencia se les reserva el papel de “pagafantas” de las guapas y solo en la madurez los kilos tienen una cierta aceptación, si vienen acompañados de su equivalencia en oro o poder. A Itziar Castro, la profesora de interpretación de OT la cambiaron por dos chicos delgados y dijeron que no “daba la altura”. Pues bien, el programa sigue igual o peor que antes, alto en grasa y colesterol (la tele engorda) y si pretendían generar más emociones, las que consiguen son negativas.


La actriz más bella en la Historia del cine es Audrey Hepburn, una especie de palo de escoba desprovisto de morbideces pero con un rostro prodigioso. Pero eso no nos impide admirar a las curvilíneas, de las cuales existe una larga lista en Hollywood. Melissa MCarthy (“Tammy”), la segunda actriz mejor pagada del mundo y creadora de diseños de moda para tallas grandes, ha sido portada de Elle y es un ejemplo de que la obesidad no es enemiga de la belleza ni del talento.


Un pasquín digital satírico publica unas fotos de boda con un texto infame, que más que humor parece mal humor por su cruel e injusto encarnizamiento con los volúmenes corporales que se adivinan bajo trajes de fiesta de un estilo discutible. Pero sobre gustos no hay nada escrito y no es obligado que para asistir a un bodorrio sea preciso ser una sílfide , un adonis de gimnasio o vestir de Prada. Hay notables y notorios líderes gordos (Trump, Merkel) y ni Iglesias ni Echenique ( a quien algunos afean que sea de origen argentino y más encima vaya en silla de ruedas motorizada) son precisamente cuerpos diez ni modelos de estilismo y elegancia en el vestir. Lo más gordo en el PP y el PSOE son los escándalos de corrupción, que sí merecen escarnio, y no sus militantes o dirigentes con cuerpos de jamones serranos .


Como decía Gurruchaga, ponga una gorda en su vida y encontrará la felicidad: “Ellos las prefieren muy, muy gordas, gordas, gordas, super gordas , gordas, gordas y apretás (¡Ah, ah!)”.

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