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La Avenida Marítima, recaudadora de multas


Por Antonio Coll


La prohibición de circular por la Avenida Marítima de Arrecife, a vehículos nos autorizados, está originando incidentes muy desagradables y de mucha tensión a muchos conductores, de los cuales un buen número de ellos son turistas despistados. Las multas ascienden a 200 euros, cantidad que me parece desorbitada e irracional. Leo, en este mismo medio, que un turista indignado mantuvo una fuerte discusión con los guardias municipales, cuando se le exigió el pago en efectivo de 100 euros (50%), al parecer, el turista le explicó a la autoridad que solo iba al Arrecife Gran Hotel a recoger a su mujer y las maletas para trasladarse al aeropuerto, en un vehículo de Rent a Car. Finalmente se negó a pagar. Este episodio pone en evidencia que las normas represivas impuestas por el grupo de gobierno municipal no son las más adecuadas y han sido tomadas, a mi parecer, de forma muy improvisadas, sin tener en cuenta causa-efecto. Sin tener en cuenta los efectos de mala imagen turística que ofrecemos a los visitantes que, normalmente, siguen a los coches autorizados, sin poder comprobar que está prohibido. En otras entregas expuse mi opinión, cuando se terminaron las obras de remodelación de la citada avenida, y recomendé distribuir el flujo vehicular, en una primera fase, del eje sur a norte, por entender que la calzada marítima es un enlace de vital importancia para el tráfico de Arrecife, al no disponer la ciudad de alternativas para paliar la normativa de acceso controlado y solo autorizado para determinados vehículos públicos y residentes del entorno. Desde que la alcaldía (PSOE) tomó la decisión unilateral de semipeatonalización de la avenida marítima, desde muchos ámbitos, incluido el socio (CC) del grupo de gobierno y parte de la oposición, se alzaron voces de protestas contrarias a la medida, reclamándose la participación ciudadana, a través de un referéndum o consulta popular, como mejor se entienda.  

 

 

 

 


Como bien es sabido, desde hace muchos años, la ciudad de Arrecife se ha ido expandiendo, con planes obsoletos y sin criterios de futuro. Ese desenfreno, escaso de ideas urbanísticas y de planeamientos, ha provocado un caos en el tráfico rodado y un problema grave a la hora de aparcar, que se está atenuando, convirtiendo solares privados en improvisados aparcamientos, sobre todo, en zonas donde no existen parkings reglados. Sirvan de ejemplos las zonas del Islote del Francés (antigua Rocar), las inmediaciones del Charco de San Ginés y del Palacio de Justicia, por nombrar a los más importantes. Yo no sé si el eterno nuevo Plan General Urbano de Arrecife (PGUA), contempla alguna solución, si tenemos la suerte de que algún día se aprobara, porque desde el siglo XX hemos pasado al XXI y la ciudad sigue sin un planeamiento moderno y futurista. Se perdió una gran oportunidad cuando gobernaba Maria Isabel Déniz con Nuria Cabrera y después con Cándido Reguera y Pedro de Armas. También con Montelongo que el propio partido le envió al “motorista” para que cesara…

 


Un buen sector de la sociedad de Arrecife ya está cansado de promesas y de los partidos que enarbolan banderas de “cambio”, sobre todo, en los periodos pre-electorales. El deterioro de la confianza, de mucha gente residente, en el Ayuntamiento de Arrecife, es mayúsculo, porque legislatura tras legislatura, los problemas graves siguen sobre la mesa y los gobernantes ni se inmutan y se olvidan de las promesas, en las campañas electorales. La historia maléfica, generalmente, se repite y ya me parece cansino volver a repetir el malestar acumulado de un ayuntamiento que necesita ser “fumigado”, de las cloacas al palomar. Mejor sería que cambiara de sede para tener alguna esperanza de que con “aire nuevo” se descontamina y la corporación municipal inicie un periodo donde sus componentes se inspiren y puedan ofrecer una realidad más digna para todos los residentes y visitantes de Arrecife. ¿Estoy pidiendo “muchas peras al olmo”?. Es posible. Por ahora, a la Avenida Marítima ya la llaman “la recaudadora de multas y sanciones”. Esto es ¿acercar la administración local al ciudadano? Al menos “ordeñan”. Sin más comentarios.

 

 

 

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