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  La importancia de hablar con un camarero

 

Andrés Martinón

 

¿Se sabe el nombre del camarero que le atiende todas las mañanas cuando desayuna en la cafetería? ¿Habla con el conserje o portero del edificio donde trabaja? ¿Sabe cómo se llaman y cuántos hijos tienen los vecinos de su urbanización? No responda. Reflexione y volvemos a tratarlo al final del artículo.

 

No soy el único en empezar a pensar qué estamos haciendo mal en la actual sociedad cuando cada vez más el suicidio es una de las causas  de mortalidad más alta. ¿Qué está pasando para que cada vez muera más gente sola en sus casas y nadie reclame la ausencia del falllecido?

 

Hace unas semanas veía una de esas conferencias TED que se publican en You Tube. Comencé a escuchar una ponencia de Susan Pinker, una psicóloga y escritora canadiense que abordaba un curioso planteamiento: ¿Qué hacen las personas que tienen más de 100 años para llegar a esa edad?

 

Para empezar, Pinker asegura que el factor genético es sólo el 25 por ciento, el 75 restante lo determinan factores y hábitos de vida. Apoyando estas tesis, analizó un estudio de la Brigham Young University en el que después de investigar sobre los hábitos como la dieta, ejercicio, estado civil y otras cuestiones de más de 10.000 personas de mediana y avanzada edad, esperó siete años para ver quién tenía mejor salud.

 

Entre sus conclusiones destacó diez elementos que eran comunes en las personas más sanas y longevas y, para sorpresa, las dos primeras, es decir, las más importantes no eran una dieta sana, eliminar alcohol y tabaco o hacer ejercicio. Las dos características más importantes eran de carácter social. La segunda era la importancia de tener familiares o personas muy cercanas, aquellas a las que se les puede pedir dinero en caso de una imperiosa necesidad o a aquella a la que se acude en los momentos más decisivos, ya sea de salud o de estado anímico.

 

Pero la primera y causa común entre las personas estudiadas que llegaban a los cien años es relacionarse con la gente que a diario se cruzan en nuestras vidas. Es decir, el camarero que te sirve el café todas las mañanas, el portero o el de mantenimiento de tu urbanización o del trabajo.

 

En resumidas cuentas, si usted desea llegar a los cien años en plenitud, lleve a cabo una vida saludable, con una dieta equilibrada y con ejercicio diario pero sobre todo, párese a hablar con la gente que le rodea. Dedíquele tiempo a saber de la vida de la gente con la que trabaja o se relaciona a diario. Con esta simple receta, nos podemos ahorrar mucho dinero en salud y sobre todo eliminar un poco de amargura que a veces reina en nuestro entorno en exceso.

 

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