PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

La mariconez fascista


Por Alex Solar


Los chicos y chicas de OT no lo tenían muy claro con lo de la “mariconez” de la canción de José María Cano. Algunos de entre el público gritaban“estupidez”. La etimología de las palabras ayuda a entender su origen y significado y además su intención al derivarlas hacia formas aún no aceptadas por los académicos. No se molesten en buscar la palabra, oficialmente no existe. “Marica” sí, y ya fue objeto de revisión en 2011 debido a que se le adjudicaban calificativos o definiciones por lo menos homófobas. Otra palabra que ha costado meter por la puerta de la RAE, que siempre va a la zaga del habla o la jerga de la calle.


Camilo José Cela, el del Nobel y espía de Franco (delator a sueldo de sus compañeros escritores) en su Enciclopedia del Erotismo dedica algunas entradas a la cuestión de los vocablos aplicados a los homosexuales. Recoge la que era por entonces (a principios de los 80) la acepción de la Academia : “Hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo”. Cita a Francisco de la Torre y a Guzmán de Alfarache, también a Lorca, que utilizan “marica” con sentidos variados: “…Los maricas, Walt Whitman, te soñaban” (Oda a W. Whitman). Las acepciones primera y segunda, “hombre homosexual” no coinciden necesariamente, apunta, con “hombre afeminado”, algo que se encuentra en las páginas de los clásicos que cita. “La tercera acepción admite el femenino, aún referido al hombre, en lenguaje muy desgarrado y bajo: una marica, esa marica. La 4° interjección que denota desprecio, ira, etc. a la persona a la que se dirige”(Op. cit.página 431).


En 1983, en España, el 54% de los ciudadanos encuestados decía que la homosexualidad nunca podía justificarse. En 1990 seguían sin aceptarla y ni siquiera aceptaban de buen grado a los homosexuales como vecinos. Treinta y tantos años después las tornas han cambiado y en 2011 solo el 50% de las personas mayores de 50 años seguían sin aceptar la homosexualidad, según el WorldValuesSurvey, un estudio que coloca a España entre los países donde está más aceptada solo por detrás de Suecia y los Países Bajos. En 2013, en un estudio de PewResearch encabeza la lista (88%) por encima de Alemania, Canadá y Francia. En Hispanoamérica destacan también Argentina (74%), Chile (68%) y Brasil (60%). A la cola, pero destacando por su homofobia están China (21%) y Rusia (16%).


En Chile, la lucha contra la homofobia ha sido ardua por parte de organizaciones como el Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), constituido mayoritariamente por ex militantes del Partido Comunista y gentes del espectro político de la izquierda, que habían sufrido en el seno de sus propias organizaciones la discriminación y represión debido a su condición sexual. En 1996 una encuesta realizada en Chile reveló que el 54,8 de los entrevistados consideraba que la homosexualidad debía prohibirse por ser una práctica “contra natura”. Un 70% opinó que la ciencia médica debería ocuparse del tema para evitar que siguieran naciendo personas afectadas por el “mal”. Los homófobos chilenos llegaron a la acción y cometieron un atentado terrorista en una discoteca gay, en 1993, donde fallecieron 25 personas.


La situación de la homofobia en ese país ha ido cambiando en los últimos años y la actitud hacia estos colectivos ha ido cambiando gradualmente, aunque el estigma y los prejuicios siguen vigentes en gran medida. El Movilh sigue publicando cada año, desde 2002 un informe sobre la discriminación y el gobierno chileno también realiza estudios y sondeos sobre la orientación sexual.


En cuanto a la aceptación de la homosexualidad y asuntos derivados como el matrimonio y la adopción, existen enormes diferencias en la región. Entre Uruguay y Argentina, que han aceptado el matrimonio homosexual y Colombia, Perú y Venezuela media un abismo. Peor situación es la de los homosexuales en países árabes, como Túnez, donde nos enteramos hace unos días que realizan pruebas anales para perseguirlos y donde la práctica de la “sodomía” está penada hasta con tres años de prisión.


Si “mariconez” es sinónimo de “estupidez”, se podría aplicar claramente a los ciudadanos de estos países, y del nuestro, que se empecinan en actitudes atrabiliarias que denotan homofobia y el uso de lenguajes arcaicos (verbigracia “bujarrón”, que cita Cela). Puro fascismo, que también es parte del machismo que sufrimos.

 

Comentarios (2)