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La tesitura canaria ante las nuevas elecciones españolas

Por Antonio Coll

 

 

La convocatoria de nuevas elecciones generales para el 26 de Junio, después de la fallida legislatura, la más breve de la historia democrática del Reino de España, abre un expectante panorama a los electores canarios y residentes, para elegir a los quince diputados, asignado al Archipiélago Canario, el territorio autónomo más alejado del Estado Español. De ahí su condición de “ultraperificidad”, reconocida por la Unión Europea.


Lanzarote, en particular, tendrá también que elegir a un senador, que si bien es una figura bastante decorativa, tiene su valor simbólico para los partidos implantados en la isla, sean de ámbito estatal o solo de la comunidad canaria.

 

Percibo que mucha gente está ya un poco cansada de los repetitivos discursos políticos y tratar a los electores como “imbéciles”. Percibo que nos estamos adentrando a una verdadera crisis institucional, cultural y política, sin perder de vista, por supuesto, la economía, aspecto en la que todos los partidos se centran, ofreciendo “el cielo en la tierra”. Pero una vez en el poder todo cambia, porque la realidad se impone y “el puedo prometer y prometo” frase que ha saltado de nuevo a la palestra, se queda en una historieta mal contada. Porque las galopantes promesas –mentiras- de mejorar la vida de los habitantes, se desvanecen cuando se convierten en gobernantes. Naturalmente, no todos los partidos son iguales. Están los que defienden un estado de derecho democrático y social, con tintes neoliberales, los más acertados y los que aspiran a convertir un estado sobredimensionado y monopolista, causantes de las ruinas que viven muchos países, con gobiernos populistas, intervencionistas y tramposos. Está demostrado que los países más libres son también los más prósperos. Para ello, es necesario permitir más libertad económica y de mercado. Menos intervencionismo, menos burocracia oficial y menos impuestos, entre otras cuestiones.

 

El REF y la Nacionalidad canaria


Sea como fuere, la cuestión es que el 26 de junio se volverá a votar. Todas las predicciones indican que se esperan pocos cambios significativos, en referencia a los anteriores comicios. La tesitura canaria, ante las nuevas elecciones, es conocer si de las urnas saldrá un gobierno estatal que se tome en serio el destino de las Islas Canarias porque aún está pendiente cuestiones prioritarias, como la reforma integral del Régimen Económico y Fiscal y la financiación autonómica. Sin estas reformas y cambios, Canarias seguirá caminando por tierras muy resbaladizas y navegando sin rumbo. El actual REF hay que adaptarlo y modernizarlo, para evitar que una comunidad potencialmente con muchos recursos, curiosamente, no evita el aumento de la desigualdad y la pobreza de miles de familias canarias y residentes. Las posibilidades de progreso están fijadas en potenciar el autogobierno y una financiación autonómica con suficientes recursos para diversificar la economía y creación de puestos de trabajo. Para ello hace falta inversión pública y privada. El turismo es un gran motor económico pero no suficiente para cubrir todas las necesidades de las islas. Por otro lado, está la gestión de los puertos y aeropuertos de las islas, entes estratégicos, con muchos beneficios económicos, pero que aportan poco a las arcas canarias, sobre todo AENA. También está pendiente delimitar nuestras aguas interiores y fijar la mediana entre el archipiélago canario y el continente africano.


El voto de los canarios para elegir a los quince diputados asignados a la comunidad autonómica, es esencial. Las aspiraciones de los partidos nacionalistas, divididos y enfrentados, de obtener buenos resultados, que le permita constituir un grupo canario en el Congreso, se perciben, al día de hoy, utópicas. Por eso hay que exigir a los diputados pertenecientes a partidos de ámbito estatal, que se comprometan a defender las prioritarias reivindicaciones canarias. A defender la identidad canaria y el equilibrio interno entre las islas. Se necesita su apoyo para la reforma del Estatuto de Autonomía y que la condición de Nacionalidad, aprobada por las Cortes Españolas en 1996, se regule expresamente en el nuevo Estatuto y que derive a una sustantiva ampliación competencial de nuestra autonomía y autogestión. Está en juego nuestra razón de ser para poder construir el futuro de las nuevas generaciones canarias. Vote en libertad pero siempre pensado en su “patria chica”. Hay que tener inmensas aspiraciones para mantener viva la historia y el devenir del pueblo canario. De unas islas atlánticas no siempre “comprendidas” por los respectivos gobiernos españoles.

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