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Lanzarote, asfixiantes y agobiantes “frenos”

Por Antonio Coll

 

En la isla de Lanzarote ocurren situaciones tan extrañas y sospechosas que de verdad dejan a más de uno estupefacto. Ya hay cuestiones que se percibe como asfixiantes y agobiantes. De nuevo salta a la palestra los problemas de la planta hotelera de Playa Blanca. Cuando todo el mundo esperaba que el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Yaiza propiciara el encaje a las irregularidades urbanísticas y se iniciara el proceso de regularización de la veintena de hoteles del sur de la isla, nos encontramos con la sorpresa de que el nuevo plan ha sido diseñado con mucho sectarismo y parcialidad. Mientras a la mayoría de  infraestructuras hoteleras,  el plan general le concede toda clase de facilidades para legalizar la situación irregular, a los hoteles del empresario lanzaroteño, Juan Francisco Rosa, entre los cuales se encuentra, precisamente,  el de mayor calidad,  como el Princesa Yaiza, se le pone toda clase de “cortocircuitos” que, “causalmente” coincide con la campaña de persecución y derribo, orquestada por el archiconocido “lobby” verde, ubicado en un sector del PSOE,  un determinado “despacho”  y organizaciones “ecologistas”.  No obstante, esta actitud no es ninguna sorpresa.

 

Lo que sorprende es la “complicidad” de  la alcaldesa de Yaiza, Gladys Acuña y su equipo redactor del Plan General, dirigido por Jorge Coderch,  de, supuestamente, aceptar las directrices marcadas, en su día,  por el que fuera consejero de Política Territorial del Cabildo, el socialista Carlos Espino. No es pura casualidad. Y se percibe como sectarismo,   parcialidad  y discriminación y, aparentemente,  no responde a las “buenas prácticas” que se espera de los funcionarios públicos. El nuevo plan general quiebra la lógica y la racionalidad y, muchos expertos jurídicos, entienden que no se acomoda a una situación equitativa para resolver los problemas suscitados con las licencias urbanísticas de todos los hoteles. Gladys Acuña, posiblemente, influenciada  y asesorada con  sus nuevas “amistades peligrosas”,  no se ha enfrentado a resolver, definitivamente,  los problemas jurídicos y urbanísticos de los hoteles de Playa Blanca, sino que ha optado que los conflictos permanezcan en los juzgados y que el nuevo plan general sea recurrido y se mantenga la inseguridad jurídica, en la ordenación del territorio de Yaiza. Nadie esperaba un plan perfecto pero sí útil para afrontar con decisión los problemas de la planta hotelera del sur de la isla. Lamentablemente,  no ha sucedido y el tiempo nos dirá o confirmará el grave error del Ayuntamiento de Yaiza. Quizás dentro de diez años lo sepamos. Ahora toca de nuevo los tribunales de justicia y despachos de abogados. Algún día sabremos si el Plan General de Yaiza contiene disposiciones encubiertas, arbitrarias y partidistas.  Esto es lo que hay en la isla. Y ya todo asfixia y agobia.

 

P.D.:  Era mi intención de exponer, en esta entrega,  la positiva decisión del Cabildo de Lanzarote de rescindir el contrato firmado con la empresa sevillana Ingemont, SL para las obras y remodelación y acondicionamiento de la Avenida Marítima de Arrecife. Esta decisión nos servirá para mirar con lupa a las empresas exteriores que se presentan a concursos públicos, con temerarias bajas en el presupuesto licitado. También era mi deseo preguntar por qué el Gobierno de Canarias concedió, por vía urgente y a “dedo” las obras de saneamiento de la Graciosa a una empresa exterior de la isla por tres millones y medio de euros, omitiendo a pequeños constructores de la Graciosa o empresas de Lanzarote. En estas obras no hubo concurso público, por lo que el ejecutivo canario debió ser más sensible con las necesidades de las empresas constructoras de ambas islas. Ya en próximos artículos trataré las citadas cuestiones que tiene también su enjundia.

 

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