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Lanzarote, un cuadro surrealista

Por Antonio Coll

 

 

La política en Lanzarote vuelve de nuevo por sus fueros de antaño y la historia se repite. Legislatura tras legislatura, en los últimos 30 años, se ha destacado, principalmente, por la repetitiva y machacada palabra inestabilidad en las instituciones públicas de la isla. ¡Mirad la hemeroteca de nuestra historia. Es un termómetro que nunca engaña! Los últimos acontecimientos acaecidos en el gobierno insular reconvierten el vocablo “inestabilidad” por el de “surrealismo”. También si se quiere ahondar un poco más en los hechos, se podría llegar a la conclusión de que el diagnóstico o los síntomas tienen que ver más con una “crisis psíquica”.

 

La dirección del PSOE, con muchos síntomas de agotamiento en su devenir, ha vuelto de nuevo a protagonizar sus clásicas estrategias para crear un ambiente similar “a rio revuelto, ganancias de pescadores”. Porque nadie, en su juicio racional, se explica que a menos de dos meses de celebrarse las elecciones locales, los consejeros socialistas que conformaban el pacto de gobierno con CC, en el Cabildo de Lanzarote, hayan decidido dimitir de sus cargos, a instancias de la ejecutiva insular de su partido y en contra de sus propios criterios. Todo se inició con no aprobar el Plan Insular del Territorio, instrumento primordial para el desarrollo sostenible de la isla y se ha terminado con el caso jurídico de las Cuevas de Los Verdes. Ambas cuestiones han sido la excusa para romper un pacto que, en el trasfondo, no existía motivos suficientes o racionales para su ruptura. Y ello me consta al decir por los propios consejeros socialistas. Se han creado situaciones confusas o desavenencias artificiales, según muchos analistas, por estrategias electorales. A mi modo de ver, no encuentro premisas para percibir que el PSOE obtenga réditos electorales al tomar la decisión de separarse del grupo de gobierno del Cabildo. A lo mejor piensan que “enredando” todo se puede sacar ventajas, aunque las mismas las “bendigan” el propio diablo. Yo no lo sé, pero en los tiempos actuales, cuando la confianza general en las instituciones y en los propios políticos, se desploma de forma acelerada, actuaciones de ofrecer inestabilidad y desconcierto, no creo que sea un buen camino a seguir. Entre tanto, la ruptura del pacto puede traer también la no aprobación de los presupuestos del Cabildo de Lanzarote para el 2015, circunstancia que no sería bueno para la isla, en determinados sectores. Asimismo, la crisis de confianza, es natural que se traslade a los ayuntamientos de Teguise, San Bartolomé y Arrecife. No obstante, sería un mal menor porque ya para lo que queda de legislatura, en las citadas corporaciones las dificultades, si se produjeran, tendrán poca repercusión, porque no tienen cuestiones relevantes que puedan ofrecer inestabilidad.

 


La indignación sigue patente en una gran parte de la población de la isla que, una vez más, comprueba que los partidos políticos siguen con sus guerras particulares y vuelven alejarse de los verdaderos problemas de la sociedad.
Yo no sé si a partir del mes de mayo, los nuevos actores que sean elegidos, podrán renovar la vida política de la isla y hacer desaparecer la alarmante desconfianza existente.

 


Me voy a creer lo que me dijo una periodista de esta casa: En Lanzarote sobran despachos de abogados para resolver los problemas políticos de la isla y hace falta recurrir a gabinetes de psicología y psiquiatría. Reflexión digna de contemplarse, comprobando las actuaciones de muchos gobernantes y partidos políticos, que de manera sistemática y creciente, no miran el interés general de Lanzarote. Y luego se quejan si tambalean los índices de confianza o la irrupción de nuevos partidos políticos.
Lo que está claro es que con el panorama actual no se puede mejorar o generar condiciones económicas y sociales óptimas para que la isla de Lanzarote tenga futuro.

 

Siento no poder “ocultar” la realidad. Ante mis ojos solo puedo percibir un cuadro surrealista. A lo mejor padezco de síntomas de fatiga visual, por el desproporcionado uso de la tecnología digital. Puede ser.

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