Listas y listos
Por Manolo García Déniz
Las maquinarias electorales de los partidos ya se ponen en marcha para afrontar las elecciones locales autonómicas. También han aumentado su actividad los merodeadores de siempre, que esperan a esta etapa de confección de listas para dejarse ver. Son los más listos de todos, no han aportado nada, apenas han participado y, ahora, vienen a reclamar puestos de salida. Se da en todos los partidos, en la derecha y en la izquierda, en el centro y en los extremos.
A la hora de confeccionar las listas, siempre hay más interesados que puestos con posibilidad de entrar en las administraciones. Están los que no se quieren ir, aunque lleven veinte años y no conozcan otra cosa que no hacer nada y cobrar el mejor sueldo de su vida. Aunque han pasado ya en muchas ocasiones por este paso y ellos mismos han ayudado a otros más viejos a salir convenciéndoles de que era lo mejor para el partido y prometiéndoles que no se olvidarían de ellos, no aceptan la realidad. Se agarran al cargo como lapas. No hay mundo más allá de la concejalía, consejería, alcaldía o parlamento. Vuelven a la dura realidad de golpe y eso hace mucho daño. O quizás, por eso, porque conocen cómo es el juego político y lo pronto que se olvida lo que ayer era importante, se resisten tanto.
Saben que cuando se vuelve a la puta calle ya es muy difícil volver. Mucho menos en una sociedad donde parece que renovar no es mejorar las condiciones, modernizar los medios y favorecer la alternancia sino convertir al equipo alevín en el titular de Primera División. Y a mí, qué quieren que les diga, se me hace muy difícil pensar que en las categorías inferiores se puedan conseguir jugadores con la capacidad, destreza, fuerza, experiencia y nivel competitivo que tienen Messi, Ronaldo y compañía. Si la edad de máximo rendimiento de un futbolista es a los veintitantos yo me resisto a pensar que la de un político no sea cuarenta, cincuenta o , incluso, 60 años.
Para gobernar una sociedad se necesita experiencia vital, que no es precisamente estar muchos años gorroneando en un cargo público. Se necesitan hombres y mujeres con pluses que aportar, con ganar de de transformar la sociedad, de mejorar las condiciones de vida, de darle mordiscos al futuro de forma insaciable pero razonable. Que busquen la cohesión social, que permitan el transito del talento y que aniden en sus corazones la felicidad por el bien ajeno. Buenas personas, coño, con ganas de trabajar y con conocimientos para hacerlo en la dirección acertada. Quiero políticos así.
En Lanzarote, tenemos muchas experiencias malas y alguna buena. Sinceramente, creo que irá mejorando con la enorme presión social que hay ahora y ante las vergonzantes experiencias vividas. También llegará Podemos, aunque, por lo que se sabe, en Lanzarote será una mera caricatura, improvisada, que quiere aprovechar el tirón nacional para crearse un hueco en la política insular. Aparecerán personajes de lo más graciosos. Aunque en Lanzarote, lo que Podemos ofrece lo tiene ya Alternativa Ciudadana, nacida también a la sombra de una gran manifestación en contra de la corrupción y el despilfarro público en el año 2003. Será la más perjudicada con la irrupción de Podemos en la isla, aunque no se sabe hasta dónde. El PSOE también puede verse afectado, como se vio, en su momento, por Alternativa Ciudadana. Pero, aún así, a medida que le vayan poniendo cara a las listas el electorado se irá posicionando a favor o en contra. Con todo, pienso que en Lanzarote la entrada de Podemos será menos significativa que en Gran Canaria o Tenerife, con un comportamiento más urbano, porque Alternativa Ciudadana actuará como colchón. El presumible voto mayoritario de Podemos, en Lanzarote, se refugia en AC, que lo puede perder en favor de la marca peninsular pero la presencia en las instituciones será testimonial y estará maniatada hasta el 2016, porque cualquier movimiento en un sentido u otro puede perjudicar las aspiraciones de Pablo Iglesias de jugar con absoluta libertad en las Generales de fin de año. Las urnas dirán.
