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Lo que vale Icod

Por Francisco Pomares

 

 

José Ramón León, portavoz del grupo Somos Icodenses-Nueva Canarias, es desde anteayer el nuevo alcalde de Icod tras prosperar -como estaba previsto- la moción de censura presentada contra el nacionalista Francisco González. La censura, materializada por el PSOE el 2 de agosto, con el apoyo del PP, de Ciudadanos y el grupo asociado a Nueva Canarias, contó con el apoyo de doce concejales a favor y siete en contra. La oposición que ahora pasa a gobernar ha explicado la censura en el hecho de que González no ha cumplido con el compromiso de transparencia en su gestión, adquirido hace dos años, cuando se le avaló para ser alcalde. En realidad, detrás de la censura contra un alcalde que parece contar con cierto predicamento en su pueblo, lo que hay es una creciente mala sangre entre los distintos grupos que la presentaron y el propio González. Durante el último año se había agravado la situación, con una absoluta rotura de toda comunicación, fruto quizá de la confianza de González en que el PP estaba obligado a mantener una posición cautiva en Icod por sus vínculos no explícitos pero sí efectivos con Coalición.

 

Tras la ruptura de las negociaciones para incorporarse al Gobierno, y la decisión del PP de no seguir en ese baile, se produjo la alineación de planetas que ha permitido la moción. Por un lado, el malestar con un alcalde que -a pesar de estar en minoría- creía estar protegido y ninguneaba a los concejales de los otros partidos; por otro lado, el deseo del PSOE de cobrarse una pieza -al menos una- tras el cese de los consejeros socialistas en diciembre pasado, y por último, la necesidad del PP regional de Asier Antona de demostrar su capacidad de actuar autónomamente. Todo ello ha conducido a que se convierta en alcalde el representante de un grupo político que es el cuarto en implantación en la ciudad. Puede parecer escasamente legítimo, pero no lo es: ese tipo de carambolas son consustanciales a un sistema -el de censura política- que se ha convertido por desgracia en pan de cada día en nuestras ciudades y pueblos. Cualquier acuerdo que permita gobernar, por mucho que algunos quieran calificarlo de "ensaladilla rusa", es perfectamente legítimo en democracia. En cuanto a lo que piensa la gente de Icod de esta censura, supongo que a muchos les importa realmente una higa. Este es el tipo de política que sólo entretiene a los políticos.

 

Al margen de eso, sumida por Coalición una censura contra la que no han podido hacer nada, andan ahora los nacionalistas mucho más preocupados por ver si este primer desafío del PP canario a su socio en Madrid va o no a repetirse, sea en más ayuntamientos, o quizá activando el cese de Santiago Negrín como presidente del Consejo de la tele canaria, una operación de largo calado y complejo recorrido parlamentario que Nueva Canarias prepara desde hace meses con la representante socialista en el Consejo.

 

El PP ha intentado explicar, también a los suyos en Madrid, poco entusiasmados por la provocación de Antona, que la censura de Icod no tiene nada que ver con la política regional. Eso no es cierto. La censura no se habría producido nunca si el PP hubiera entrado en el Gobierno, y eso lo sabe hasta el médico chino. Pero el hecho es que ya está, ya ha ocurrido, y no parece razonable pensar que lo de Icod vaya a suponer la retirada del apoyo de Coalición a Mariano Rajoy. Lo de Icod no, no creo. Pero una cadena reiterada de acontecimientos similares puede acabar haciendo saltar por los aires las buenas relaciones entre nacionalistas y conservadores en Madrid.

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