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Londres, año cero

Por Juan Manuel Pardellas

 

La celebración de la World Travel Market marca la segunda gran prueba de fuego para el nuevo Gobierno de Canarias. La primera ya fue cómo navegar, en rafting y sin chaleco salvavidas, por las procelosas aguas de unas declaraciones poco afortunadas sobre la necesidad de poner topes a la principal industria de las Islas, justo cuando éstas estaban disparadas al consolidarse como destino refugio a tantos destinos del Mediterráneo aún convulsos, inestables o inseguros, a un Dubai imposible en verano y a un Caribe desgastado.

 

La WTM de Londres debería marcar un hito porque en ella, por fin, deberíamos conocer la estrategia del nuevo Gobierno de Canarias en promoción exterior. De cómo, cuándo, dónde, con quiénes organizará las campañas que recordarán a los europeos (ingleses, alemanes y nórdicos) que pueden seguir confiando en nosotros. De qué vamos a hacer con los mercados donde hemos podido meter la mano (Italia, Francia, Rusia) y aquellos en los que históricamente hemos metido la pata (Estados Unidos, Asia, países árabes, África).

 

Pero eso es sólo la primera parte. A estas alturas, casi seis meses después de las elecciones, ya ha llegado la hora de conocer cómo vamos a arremangarnos aquí dentro para hacer de éste un destino que sorprenda a nuestros repetidores (que son, no lo olvidemos, la mayor parte de los que nos visitan) para evitar ser repetitivos en lo bueno, pero también en lo malo.

 

De cómo vamos a limpiar más y mejor, a pintar y adecentar, a renovar o tumbar cantidad de esqueletos de hormigón o moles de ladrillos cerradas a cal y canto. De ser creativos y sensibles con la cultura (como el Womad, el Arona Summer Festival o el timple de Benito) y la gastronomía, pero también con los miles y miles de turistas que nos pueden elegir porque hemos pensado en su discapacidad, de los amigos de las mascotas, de los deportistas náuticos o corredores… De cómo vamos a inspeccionar a fondo bares, restaurantes, discotecas, chill outs, taxistas, embarcaciones, y escuelas de surf, windsurf y kite o parapente en la que los turistas depositan casi su vida.

 

En fin, que hay tarea y ya han pasado seis meses y no sabemos nada (aún). Por eso (y mucho más) es importante este noviembre.

 

Y un apunte más: Cuba es la gran incógnita. La apertura iniciada por Obama está generando muchísimas expectativas en la industria. Y no son pocas las empresas españolas, que en Canarias disponen de miles y miles de plazas alojativas, las que ven con buenos (y hambrientos) ojos un futuro lleno de dólares al otro lado del Atlántico.

 

Eso, por ejemplo, es lo que recomendaría a nuestros nuevos dirigentes: que aprovechen WTM en Londres, y Fitur en Madrid, y la ITB de Berlín para consolidar la posición de Canarias frente a su propia imagen reflejada en el espejo y, además, frente a la paulatina recuperación del Mediterráneo (con ofertas sin competencia por parte de Turquía, Egipto, Túnez, frente a los poderosos petrodólares que incluso pueden modificar la fecha de un mundial de fútbol o ante la sonriente, cimbreante, exótica y sabrosa Cuba.

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