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Los intelectuales frente a Castro

Por Álex Solar


  

A la muerte de Fidel Castro han vuelto a salir a la luz las difíciles relaciones que intelectuales, artistas o escritores tuvieron con el líder cubano fallecido. Uno de los mejores y más documentados testimonios publicados tras su muerte ha sido el de Jorge Edwards,  encargado de la diplomacia del gobierno de Allende en la isla en los años 70. Fruto de aquella experiencia, el escritor y diplomático chileno escribió un libro, Persona non grata, que circuló clandestinamente en el Chile de Pinochet, pese a su contenido desfavorable al régimen castrista. A Edwards, atrapado entre dos fuegos, no se le perdonaba su amistad con Neruda ni haber sido el enviado de Allende a Cuba.

 

El escritor había tenido su primer contacto con Fidel en 1959, cuando se estaba formando como diplomático en Princeton. La teatralidad “bien calculada” de ese momento,  en que Castro se mostró apaciguador y “reformista” , lo impresionó tanto que no pudo menos que recordárselo cuando veinte años más tarde, por haber cometido el pecado de relacionarse con escritores disidentes como Heberto Padilla, Castro lo llamó al orden en una larga e incómoda entrevista.

Edwards en su libro relata las impresiones de esos momentos,  acusado y acosado, y dice que el Comandante le recordó a su propia familia latifundista cuando  hablaba con pasión de la crianza de vacas que daban leche con sabor a fresa. No lo deja bien parado en su artículo de estos días, en el que dice grandes verdades: que Castro defraudó las expectativas de los mismos intelectuales que lo apoyaron en sus inicios, y que con el paso del tiempo pasó de ser un héroe generacional a convertirse en un personaje “anacrónico, pasado de moda, patético”.

 

Saramago con su espantada del año 2003 protestando por unos fusilamientos (“hasta aquí hemos llegado”) provocó la ira de Fidel que lo llamó “buen comunista envanecido por un premio “, pero no acabó sus relaciones con Cuba, puesto que siguió apoyándola  y visitándola con todos los honores, como cuando en 2005 fue invitado a presentar un libro . En una entrevista concedida a Rosa Miriam Elizalde en Cubadebate (19 de junio de ese año), el Nobel menciona que la embajadora cubana en Madrid de entonces, Isabel Allende Karam, había mediado para salvar el conflicto. Y de paso dijo ser víctima de una manipulación de sus declaraciones por parte de la prensa española.

 

El filósofo existencialista Jean Paul Sartre junto a Simone de Beauvoir  visitó Cuba en 1960 y regresaron al año siguiente. Entre estas dos inmersiones en la realidad cubana la pareja encontró algunas diferencias significativas: avances en materias económicas y sociales, pero un déficit importante en el desarrollo democrático. Diez años más tarde, el filósofo firmaría un manifiesto a favor de la libertad de Heberto Padilla.  A diferencia de lo ocurrido con Saramago o García Márquez, amigos y aliados de Fidel, Sartre murió sin reconciliarse con el régimen cubano.
 
 
 

 

 

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