PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Moviendo fantasmas

Por Álex Solar

 

Un periodista venal, a instancias de un empresario con amplios intereses, entre los que están sus relaciones privilegiadas con el poder, recluta a un grupo de periodistas tan fracasados y corruptos como él para hacer un periódico. Es un medio algo diferente, un instrumento para coaccionar y obtener provecho de supuestas informaciones comprometedoras . Que nunca se van a publicar. Cualquier parecido con la realidad es coincidencia, pues se trata de una ficción, la última novela de Umberto Eco, Número Cero, que ha sido saludada como un verdadero manual de comunicación nada menos que por Roberto Saviano, periodista investigador ampliamente galardonado por su valiente lucha contra el crimen organizado.

 

Eco cuenta la historia de este periódico concebido para extorsionar y que de acuerdo a los designios del magnate que está detrás de la conjura, Il Comendatore Vimercati (un trasunto del famoso Cavaliere Berlusconi), servirá para tapar sus turbios tejes y manejes. El periodismo como mamporrero de oscuros intereses empresariales (Vimercati tiene mucho que ocultar y temer de la Justicia) queda retratado aquí con precisión y con ese humor sabio que caracterizaba a Eco. Cualquiera que esté interesado en las facetas más sugerentes y actuales de los fenómenos de la comunicación puede buscar sus lecciones magistrales, en particular la que ofreció en el Festival de la Comunicación de Camoglio bajo el título “Comunicazione : soft e hard” (en YouTube : https://youtu.be/_F6s029A6eM) y verá que estamos en presencia de un verdadero y profundo conocedor del tema.

 

Eco por lo tanto sabía bien que el periodismo desinforma, que crea información para intoxicar y que su mejor aliado es el olvido y la banalidad de la condición humana. Así, estos periodistas de mala muerte atraídos por unos estipendios más atractivos que los que les ofrecían en otros medios dedicados al escándalo rosa o la prensa llamada del corazón, se dedican a elucubrar cómo podrán inquietar a las víctimas de sus libelos utilizando viejas técnicas de la máquina del fango. A un magistrado que se interpone en los negocios de su mecenas patrocinador, llamado eufemísticamente por el director del periódico como “nuestro accionista de referencia”, se le pondrá en tela de juicio por el simple expediente de insinuar que usa un vestuario llamativo, fuma en exceso y visita colegios donde hay bellos adolescentes. “Los periódicos enseñan a la gente como debe pensar”, dice Simei, el jefe de esta banda de mercenarios de la pluma.

 

Si alguien quiere disfrutar de una lectura interesante en estas fiestas del libro, hará bien en agenciarse un ejemplar. Verá que la ficción imita a la realidad o viceversa y que a menudo ni siquiera es necesario publicar una noticia para amedrentar al adversario (del cual siempre se tiene un “dossier” peligroso). Se trata, sencillamente, como dice uno de estos siniestros personajes “mover la idea, el fantasma, dar un escalofrío, una sensación de desazón”…

Comentarios (0)