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Ni Mota


Por Alex Solar

 


El estreno de la nueva temporada de José Mota (José Mota presenta) me ha decepcionado. Y no tanto porque yo sea un fan o un asiduo de sus producciones humorísticas, sino porque constato que el humor sigue siendo una asignatura pendiente o suspendida en la televisión española. Mientras en las redes y en YouTube proliferan los que cultivan el género(si bien en estos casos son mayoritariamente dirigidos a un público joven o millennial”), humoristas veteranos como Mota no hacen más que repetir viejas fórmulas. La promesa de renovación que se anunciaba y que el propio Mota calificaba como “aire fresco” en su quehacer artístico, se ha quedado en un acto de transformismo similar al de otro formato televisivo recién desaparecido, donde con maquillaje y ropa se cambiaban supuestamente almas y cuerpos.


El personaje llamado “El Hombre de la RAE” es un despropósito si tomamos en serio las declaraciones de su creador, que decía que era una especie de pariente del Tío de la Vara, para fustigar a los analfabetos transgresores de nuestra lengua, dándole fijeza, brillo y esplendor. Por el contrario, el académico tocado con un decimonónico sombrero de copa ridiculiza a quienesintentan hablar y escribir con corrección de acuerdo a las normas. El Tío de la RAE de Mota es un pelmazo que bien podría haber llevado un uniforme de las SS, para que fuera lo que los angloparlantes llaman un “grammar nazi”. Los viejos, con sus zapatos de rejilla, sus pretinas altas y sus gorras de punto a cuadros son de nuevo el blanco de las ironías de Mota, que dicho sea de paso a su edad, más de medio siglo, ya no necesita tanto esfuerzo de caracterización para estos personajes. Su “influencer” talluditosigue el perfil de sus anteriores personajes de la tercera edad, con la que el humorista parece tener alguna cuenta pendiente. Lo mismo pasa con el personal médico, al que fustiga esta vez con un sketch escatológico. Olvidando tal vez que quien nos mete el dedo en salva sea la parte es el Ministro de los recortes.


Harina de otro costal es la aburridísima parodia en clave política, con su colofón anticatalanista. Habría que decir, por cierto, que los programas de humor de la televisión catalana le dan cien vueltas a este tipo de humor carpetovetónico y supuestamente patriótico. Mota ha tenido que recurrir a su amigo Segura para , con la ayuda del El Fary y Torrente, aliñar un guiso desabrido y que de seguro no habrá sido , por fortuna, visionado por los independentistas que, de acuerdo a lo sugerido por la historia urdida por Mota, no sintonizarán la cadena nacional ni por broma.


El humor que nos presenta Mota da signos de franca decadencia, es másviejuno que sus vetustos personajes rurales y no es digno de una televisión pública que debería hacer un aggiornamento (es correcto, mírenlo en la RAE, si es que hay dudas) y ella sí debería quitarse los zapatos de rejilla y dejarse de espacios tipo El Caso, como el de Cárdenas.


Tal vez estoy pidiendo demasiado. No va a morder la mano que le da de comer un humorista, muy respetuoso de ciertos personajes a los que mucha gente cada vez respeta menos. Yo, que no soy tanto de la RAE, soy hombre de María Moliner, que en su diccionario en “mota” acota una acepción en frases negativas. “Ni mota”, es nada, algo insignificante.

 

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