Nueva “amenaza” de subida de impuestos
Por Antonio Coll
De nuevo ha surgido el debate público sobre la “amenazante” subida de impuestos para mantener el llamado Estado del Bienestar. Sencillamente se trata de cuadrar las balanzas públicas, cuyo déficit es bien conocido que se inició a partir del 2008, con la llamada burbuja inmobiliaria y financiera. Estos días se cumplen 10 años del crack, parecido al sucedido en 1929. Según las informaciones publicadas, el nuevo gobierno socialista y Podemos ya han negociado una batería de medidas fiscales que, según analistas económicos, afectará al 80% de los contribuyentes, de los cuales, las clases medias serán las más perjudicadas, como siempre. Por ahora, solo se habla de negociaciones, ya que el Gobierno de Sánchez necesita de la formación morada y otros partidos para la aprobación del techo de gasto, que es imprescindible para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2019.
La ministra de Economía, declara estos días que habrá subida de impuestos, pero hay que esperar más concreción para conocer los ámbitos donde se aplicarán. En mi opinión y en periodo ya de precampaña electoral, mayo 2019, mirarán con lupa la cuestión de subida de impuestos, ya que los gobernantes actuales y sus colaboradores, buscarán para ellos una solución óptima que no afecte demasiado a su electorado. Construir un sistema fiscal sostenible me parece bien para cubrir el gasto público, desde las pensiones a la sanidad, educación, seguridad etc. Con esto quiero decir que hay que ir a un sistema fiscal justo y que el ciudadano medio, así como los autónomos y pymes, no se vean perjudicados, como ocurrió en el año 2008, inicio de la recesión económica y donde se impusieron políticas fiscales mal diseñadas con recetas de austeridad que fueron una barbaridad para miles de empresas, autónomos y ciudadanos contribuyentes. Espero que las medidas que se vayan a tomar sobre subida de impuestos tengan también un control máximo sobre el gasto público, muchas veces descontrolado e irresponsable. Reitero que los gobernantes tienen que huir de el afán recaudatorio, cuando no incide en la sociedad civil y solo provoca desigualdades, en las clases medias y bajas. Solo es aceptable un sistema fiscal equitativo cuando mejora las condiciones de vida de la mayoría de la gente y los empresarios tengan suficiente liquidez para crear puestos de trabajo.
10 años después de la gran recesión, hay cierta mejoría en la economía pero no la suficiente para olvidarse.
