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Nuevas modas de campaña

 

Por Francisco Pomares 

 

Esta campaña se ha puesto muy de moda la denuncia prêt-à-porter: se elige a un candidato, se prepara una denuncia y se le estampa en la cara. Algunos partidos, más madrugadores que otros, presentaron sus denuncias a tiempo, y la cosa les ha salido tan bien que los juzgados han puesto el huevo coincidiendo con la campaña. Eso es un pleno al diez. Pero no todos son tan previsores. Entonces se conforman con presentar las demandas durante la campaña o los días previos. Así, en apenas unos días, nos hemos encontrado que Podemos ha denunciado a Carlos Alonso por prevaricación y malversación de fondos, con ocasión de la oferta pública para privatizar Casinos de Tenerife. Es poco probable que prospere (aunque nunca se sabe), pero la cosa es que ahí queda. Coalición ha denunciado a Ángel Víctor Torres por olvidarse de cobrar hasta 600.000 euros a las empresas que solicitaban usar el Gran Canaria Arena, dependiente del consejero grancanario de Deportes, que es -casualmente- el secretario general del PSOE canario. Torres ha respondido que es una denuncia política. Pues claro. Y la última ha sido la denuncia de ayer mismo -aún no presentada- realizada por la Fundación César Manrique -dicen que próxima al PSOE conejero- contra Pedro San Ginés, por amparar el supuesto plagio de una obra de César para promover el festival de cine del Cabildo conejero. El plagio resulta más bien un homenaje a Manrique, convirtiendo su collage El campesino -propiedad de la Fundación- en personajes de películas, como el Brían de los Monty Python, el Rick de Casablanca, o el Charlot clásico.

 

Otra moda es llamar la atención de los electores a cualquier precio, con presentaciones festivas, tiernas o acongojantes. Ahora que cualquiera se monta un video, tenemos joyas como el video de Virginia Bacallado, candidata de C's a la Alcaldía de Tacoronte, jaleada por un rap metafísico y delirante que anima a que l@s joven@s se acerquen a ella. O el nada sofisticado cachondeíto de Luisi Castro, marcándose una escena de diván a lo Alaska. La doña ha triunfado en redes con su A quien le importa, flanqueada por el alcaldeso. Y luego hay videos estilo remordimiento como el del incombustible Alarcó, cabalgando sobre un caballito de madera para sentirse otra vez niño. O el video tetosterónico de Manolo Domínguez, alcalde realejero, que se tira en parapente para denunciar -él dice que con ironía, yo creo que con bemoles dignos de mejor causa- que la solución al problema de los atascos "no puede seguir en el aire". Qué quieren que les diga: si al final de lo que se trata es de sorprender a los electores, les juro que el del alcalde lanzándose al vacío me ha dejado mismamente perplejo. Porque no es lo mismo montar un caballito o bailar agarrada a un maromo, que jugársela en un parapente. Un tipo que se atreve a eso por animar a sus vecinos a votarle, o está muy desesperado por ganar, o se merece que le voten. O incluso ambas cosas.

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