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Rafa siempre gana

 

Andrés Martinón

 

No estoy muy seguro pero creo recordar que era una semifinal o una final de Roland Garros. Jugaba Rafa Nadal contra Novak Djokovik. Tras un buen inicio del mallorquín, el serbio llevó el partido a donde quería. Y parecía que iba a ganar. Mi mujer me miró y me preguntó: “ ¿Que va a pasar?” Y le respondí con una seguridad infranqueable: “Tranquila. Gana Rafa”. A lo que me respondió: “Parece que va a perder. ¿Por qué estás tan seguro?” Y le respondí con una de las frases más sólidas que he pronunciado nunca: “Porque Rafa siempre gana”.

 

Este artículo, sin embargo, no va de victorias o derrotas, ni de tenis; ni de deporte. Va de la personalidad del que yo considero mejor deportista de la historia de España. Y es el mejor deportista porque se dedicó al deporte; si se hubiera dedicado a otra cosa, sería también muy bueno o el mejor. ¿Y eso por qué? Está claro que es por su mente privilegiada. Es privilegiada para estudiar a sus rivales, para mostrar tranquilidad cuando la situación es adversa, pero sobre todo para pensar lo que hace... y lo que dice.

 

Voy a donde quiero ir. El otro día en rueda de prensa una periodista le hizo una pregunta que a la vez era una pequeña trampa. Le preguntó que por qué en el tenis las mujeres cobraban menos que los hombres y a qué creía él que se debía. Respondió como sólo él sabe. Dijo que no lo sabía, pero lo comparó con otros deportes como el fútbol o el golf o como en la moda, en clara alusión al superior caché de las modelos femeninas sobre sus compañeros masculinos. Rafa respondió y repitió varias veces que no quería ser ni hipócrita ni maleducado. Pero sí quiso dejar claro que no tenía porque sentirse mal al cobrar más que una mujer en un deporte en que hasta ahora, por oferta y demanda o por lo que sea, los hombres han cobrado más que las mujeres.

 

Decía antes que la pregunta era tramposa porque sólo tenía dos posibles respuestas: o la hipócrita, en la que Rafa tendría que mentir y decir lo que no piensa, es decir, que deben cobrar lo mismo o retratarse y decir algo políticamente incorrecto como que debe ganar más por el que más están dispuestos a pagar. Hoy en día, eso no se puede decir. Pero aún así, Rafa tuvo tanta elegancia en su respuesta que creó una vía intermedia que sólo él podía crear. Dijo la verdad. Sin complejos. Sin hipocresía.

 

Tal y como le respondí a mi mujer hace ya tiempo, creo que se puede volver a decir que... Rafa siempre gana.

 

 

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