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Reyes de la telebasura

 

Por Alex Solar

 

El patrón, payo, del colmadito del barrio de Santa Isabel, en Alicante, es amigo de gastar bromas a sus parroquianos de etnia gitana, en este polígono construido en la época de los 50 , con edificios que ya se vienen abajo y que llevan en el portal el yugo y las flechas , sello de una época en la que los pobres recibían estos beneficios sociales a cambio de estar en la periferia de las grandes ciudades. “Los gitanos, siempre pidiendo más por cuatro duros”, le dice a una vieja señora, que replica rápida y agudamente : “¡Chsst!: Los gitanos semos buena gente… los cristianos, habría que verlo”. A lo que el comerciante dice: “Cierto, yo soy muy amigo de todos vosotros, el único gitano con el que no me he llevado bien era Guardia Civil”.

 


Enciendo la tele y en Cuatro me encuentro una vez más con los Gipsy Kings, una nueva edición del programa que emite desde 2015 la cadena , “siguiendo” las vidas de cuatro familias gitanas asentadas en diferentes ciudades españolas. En esta temporada reaparecen los mallorquines Fernández, cuyo patriarca, Joaquín, ha protagonizado algún programa de “investigación” en su calidad de prestamista y presunto extorsionador de morosos, trabuco en mano. También son estrellas en la nueva edición otros personajes como la Rebe, una reina gitana sexy, Cristo Contreras, gitano gay e “influencer”, amén de otros ya conocidos por la audiencia.

 


Una organización estatal del Pueblo Gitano ha rechazado la presentación y contenidos del espacio televisivo aduciendo razones que me parecen justas y dignas de toda consideración, como que “este tipo de programas contribuyen a la solidificación de estereotipos , prejuicios y peores sentimientos colectivos hacia cientos de miles de personas de carne y hueso”. Pienso en aquellos que conozco aquí, en Alicante, donde reside una importante comunidad de etnia gitana, hacinada en viviendas degradadas y en malas condiciones de equipamientos sociales o sanitarios. Se estima que en la Comunidad Valenciana viven unos 65.000 personas, que constituyen el 9% de los gitanos españoles y la mayoría en situación de exclusión. Como dato curioso, de los 67.000 concejales que hay en España, sólo unos quince son gitanos, o sea un 0,02%. Se trata, pues, de una comunidad que está fuera de cualquier toma de decisiones, excepto por el asociacionismo que , como el Consejo Estatal del Pueblo Gitano, ha hecho sentir su voz en el caso que nos ocupa. El 8 de abril de 2016, esta ONG lanzó un comunicado y una campaña de sensibilización con el lema “ Telebasura no es realidad. Por un trato digno al pueblo gitano en los medios de comunicación”. La tercera temporada del programa de Mediaset ocasionó un nuevo llamamiento censurando el programa y otro (Palabra de Gitano) de similares características por “utilizar de manera frívola y morbosa la ya denostada imagen social de nuestro pueblo”.

 


So capa de un tratamiento humorístico propio de una “sit com”, en Gipsy Kings se denigra a los gitanos mostrándolos como derrochadores, ingenuos y torpes, con un patriarca empeñado en ser ilusionista a lo Houdini, unas comadres encandiladas con un viaje al extranjero, una chica burlando la vigilancia del clan para ver a un enamorado, etc.
Pienso que en Estados Unidos , cuando aún no estaba muy lejos en la memoria de los afroamericanos la cruel segregación que impedía los matrimonios inter raciales, o que los “coloured” orinaran en los mismos baños públicos, viajaran en los asientos delanteros del autobús o vivieran en barrios de blancos, se lanzaron comedias como El príncipe de Bel Air y otras, donde los negros convivían armoniosamente con los “caucásicos” y poseían buenos coches y chalets con piscina. Una descarada recuperación ideológica del sistema opresor, como es el caso de estos engendros televisivos que son una verdadera vergüenza y que deberían desaparecer sin más, de la misma manera que otros que potencian el sexismo, por ejemplo.

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