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Teatro (del malo)

Por Francisco Pomares

Publicado en El Día

 

Tuvo mala suerte el disputado diputado Pedro Quevedo, en su primera reunión con los miembros del Gobierno. Después de quejarse de la falta de interés del Gobierno Rajoy, y habiendo cerrado ya el apoyo a los presupuestos (aunque con la boca chica aún se nos hace el interesante), había preparado el hombre su primer encuentro con mimo, para lograr que tuviera una extraordinaria repercusión nacional: en el Palacio de La Moncloa, y con la asistencia de la vicejefa del Gobierno, doña Soraya, y de los ministros de Hacienda y de Energía, Turismo y Agenda Digital, Montoro y Álvaro Nadal. Máximo nivel. Pero la actualidad manda, y el "no caso" de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, se quedó más contenta que unas pascuas y con todos los titulares. A fin de cuentas, ante una posible investigación por corrupción a la política mejor valorada del PP... ¿a quién diablos le importa un nuevo capítulo del culebrón presupuestario?

 

Quevedo no tuvo su minuto de gloria nacional. Pero aún le queda la repesca de futuros encuentros: esa foto en la primera de los medios nacionales del feliz Quevedo entre ministros de Rajoy es el peaje que el Gobierno tiene que pagar. Más dejar a Quevedo vender la moto: en esta primera reunión dijo que ya se avanzó hasta un 30 por ciento en que el Gobierno acepte sus peticiones. Dos reuniones más y nos mete los cuatrocientos millones en la buchaca. Habrá que salir a hacerle un monumento al diputado Quevedo, capaz de conseguir en tres reuniones lo mismo que todo el Gobierno de Canarias y la diputada menina han tardado en conseguir en decenas y decenas de encuentros y negociaciones técnicas.

 

Por desgracia, la cosa no va de eso: el voto de Quevedo ya es cautivo de los Presupuestos del PP. Lo es casi desde el principio de esa historia, porque Nuevas Canarias no puede ser la responsable de una hipotética convocatoria de nuevas elecciones, y de que las Islas pierdan lo ya acordado, que es tanto como lo que Quevedo pretende "ex novo". Quevedo no va a bloquear los presupuestos, y eso lo saben desde hace semanas en Madrid hasta el médico chino al propio Quevedo, que también es médico. Ahora lo que hay que hacer es el teatro suficiente, porque el PP no tiene cuatrocientos millones más, ni puede meterlos en el presupuesto 2017 en Canarias. Por eso se habla de proyectos de largo recorrido: de subir -a partir de 2018, hacia atrás no se puede- la bonificación del transporte aéreo del 50 al 75 por ciento (por cierto más dinero para Canarias y Baleares, que entra en el lote). O se habla de cuestiones como el apoyo del Gobierno nacional a la reforma del Estatuto (ya en trámite), o a la reforma del sistema electoral (incorporado al Estatuto), sin que se explique que reforma electoral o que modelo de Estatuto tiene que apoyar el Gobierno de la nación que -por cierto- no vota en el Congreso ni en Canarias, que es dónde se deciden finalmente ambas cosas...

 

Quevedo sí ha dejado claro que el apoyo a las cuentas del PP no es un pacto de investidura y Nueva Canarias está por cambiar el Gobierno Rajoy si pudiera hacerse. Son más declaraciones. Pero lo que yo quiero es que al final de todas las reuniones saque a la calculadora y sume los 400 kilos que dijo que lograría a cambio de su voto. Para poder aplaudirle. Mientras no lo haga, mientras siga hablando de cosas que no van a suceder, de tantos por ciento ya cumplidos y de subidas cuesta arriba, yo seguiré pensando que su voto está comprometido y que todo esto es puro teatro. Y del malo.

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