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Tres millones de apellidos vascos

Por Álex Solar

 


“Después vinieron a poblar la herencia/usureros de Euzkadi, nietos de Loyola” (Canto General, P.Neruda)

 

Los apellidos se han puesto de moda, de pronto. A causa de la película famosa y ahora de su secuela, sobre las que preferiría pasar de puntillas.

 

Cuando llegué a este país me llamó la atención que la gente no se refiriera a los demás por sus apellidos. Solo nombres de pila, al contrario de lo que pasaba en mi país de origen, donde desde la escuela primaria nos solíamos llamar por ellos. Y es que los apellidos contaban mucho. No era lo mismo tener un apellido vasco que otro normal, castellano o aborigen (que era aún peor). El vasco, llamado también “vinoso”, porque las grandes marcas de caldos y las bodegas famosas los ostentaban, tenía abolengo. El emigrante vasco del arado se convirtió muy pronto en terrateniente y posteriormente en aristócrata, olvidando a menudo sus orígenes agrarios para llegar a la política o a las jerarquías militares. Llamarse Eyzaguirre, Zañartu, Errázuriz, que como dice Neruda en su gran poema Canto General, llegaron “con su escudo de armas, un látigo y una alpargata”. Era nacer con la estrella de la fortuna en la frente y aseguraba un buen colegio de pago y un ascenso social en la vida.

 

Con el tiempo, esa aristocracia de origen vascuence fue decayendo al dejar paso a comerciantes palestinos y sirios que ocuparon su lugar. Los “turcos”, como les llamaban despectivamente los nietos de bilbaínos o donostiarras avecindados en Chile, se les metieron a golpe de talonario en el exclusivo club de la Unión y se convirtieron a veces en familia por casamientos de conveniencia. A los aristócratas vascos ya solo les quedaba el apellido en muchos casos, pues la fortuna y las tierras del “aitá” se las habían gastado en juergas y pasando largas temporadas en Europa, disfrutando de los mejores casinos y balnearios.

 

Los catalanes, dedicados a oficios intelectuales y también industriales, empresarios y obreros, no fueron tan numerosos ni tuvieron tanto éxito. La presencia vasca fue siempre mayoritaria entre los españoles llegados al país y Miguel de Unamuno llegó a decir que había dos cosas atribuibles al ingenio de sus paisanos: la Compañía de Jesús y la República de Chile. Donde se estima que hay un 20 por ciento (unos 3 millones) de apellidos vascos. Posiblemente más que en el mismo lugar de donde son originarios. Tanto Allende como Pinochet (de segundo apellido Ugarte) y el mismo Neruda (Basoalto) tenían linaje vasco.

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