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Un Cabildo líder

 Manuel García Déniz

 

Lanzarote está huérfano de liderazgo, de personas, colectivos, entidades o corporaciones que sean capaces de ilusionar a los ciudadanos, convencerles y guiarles hacia mayores cotas de bienestar social y felicidad. Aunque nos parezca extraño, eso existe. Hay personas que son capaces de estimular a los demás, de hacer sentir a todos parte de un proyecto y conseguir que creen sinergias positivas y transformadoras. No sólo existen sino que son necesarias.

 

En Lanzarote, el Cabildo, como gobierno insular podría coger ese testigo y ponerse al frente de la isla y comprometerse, comprometiendo a los demás también. en atender los déficits históricos con premisas de solidaridad, integración, eficiencia y competitividad. Si lo hiciera, no estaría haciendo algo nuevo, porque en el Cabildo que estoy pensando cuando escribo es en el de Tenerife en los años 90. Los tinerfeños, que son por encima de todas las cosas chicharreros, con los chicos de ATI presidiendo el Cabildo, ya lo hicieron y con éxito.

 

Adán Martín, especialmente, pero también después Melchior, sabían lo que querían hacer y lo necesario que era que lo hicieran con rigor y entusiasmo para que Tenerife fuera más grande, más bonita, más habitable, mejor equipada y mejor que nadie. Y lo consiguieron, primero, con el respeto institucional y orillando los enfrentamientos partidarios. No importa si en el Ayuntamiento de Buenavista o Adeje tienen acomodo dos alcaldes socialista, da igual. Si conseguimos ponernos de acuerdo y dimensionar las realidades y demanda al tamaño adecuado, al necesario, hemos dado un salto adelante y mejorado Tenerife, que era el objetivo. Lo tenían claro y tuvieron la suerte que los áticos eran más chicharreros que nadie, pero los socialistas también eran más chicharreros que nadie, porque antes que por las ideas y las ideologías se prendaron por su tierra. Todos, socialistas y nacionalistas, populares e independientes, coincidían en que lo primero era Tenerife y sus cerca de un millón de habitantes.

 

Las obras y servicios conveniados entre el Cabildo y los 31 ayuntamientos fueron incontables y un éxito total. Todos los municipios tienen sus piscinas municipales, adaptadas a las necesidades de cada población, se benefician de servicios globales insulares y participan de los que corresponden al Cabildo. Las carreteras tienen su orden prioritario, con el anillo como objetivo todavía no finalizado. Buscaba un desarrollo integral de la isla y no les ha ido mal a ninguno. Tenerife se ha beneficiado de esa forma de trabajar y los políticos de ambos bandos se han visto también agraciados con el apoyo popular porque han encontrado fórmulas para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos y estos les respaldan.

 

El Cabildo de Lanzarote tiene un enorme potencial y la dimensión de la isla es ideal para afrontar retos con los costes justos. Primero consensuar una política de desarrollo, con sus respectivos planes insular de ordenación y equipamiento. Y, Luego, poner en marcha su ejecución con premisas como las que se crearon en los Centros Turísticos, donde beneficia a la isla de mil maneras distintas que van desde la promoción de Lanzarote hasta la distribución de la renta al obligar a los turistas a salir de los centros alojativos y recorrer la isla gastándose sus euros en entrar a los CACT, que repercute en la economía del Cabildo, en los bares y bazares de los pueblos por lo que pasan y que no son turísticos y creando puestos de trabajo en zonas que de otra manera sus habitantes tendría que emigrar a otros municipios. El Cabildo de Lanzarote necesita tener líderes que profundicen en sus potencialidades y que escarben en la ley que regula competencias y financiación para hacerla más poderosa y determinante en la vida insular. Ya está bien de políticos ensimismados en sus intereses, alejados de la realidad y administrando la rutina como si de los administradores de fincas de una comunidad de propietarios se tratara, donde lo único que importa es cobrar los derechos y mantener medianamente cuidadas las zonas comunes. Para eso, no haría falta la política, ni los partidos y mucho menos políticos y asesores y demás liberados y bien engrasados.

 

La Isla necesita un Cabildo ganador, ilusionado, capacitado y dinámico que entusiasme y comprometa a los ayuntamientos, conquiste al Gobierno de Canarias e ilusione a los ciudadanos. Estamos en periodo electoral, no estará nada mal que algún candidato, si no todos, trabajaran desde esa perspectiva y nos equipasen con unas buenas infraestructuras deportivas para ofrecerlas al uso a residentes y todos esos turísticas que traemos con la idea de practicar deporte en sus vacaciones, un palacio de congresos y los servicios necesarios, localizados en el sitio que objetivamente sea mejor, para garantizar unos niveles de bienestar y una esperanza de vida sin los continuos sobresaltos a los que nos tienen acostumbrados.

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