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Una sanidad digna y humana



Por Álex Solar

 


Al Dr. Paul Kalanithi le diagnosticaron a los 36 años un agresivo cáncer de pulmón , en 2013. Tenía entonces una promisoria carrera como neurocirujano en un hospital de California y se había casado con una colega hacía poco. Sus padres, originarios de la India, eran también médicos y se esmeraron en darle una buena educación, que le dio una amplia cultura y una formación humanista muy sólida. Kalanithi pensó, antes de dedicarse a la medicina, en ser literato. Quería escribir y diseccionar el alma humana, pero pronto se dio cuenta de que los intelectuales que admiraba renegaban de las ciencias, o le tenían un gran pavor, lo cual hizo que tomara otro derrotero, el de otros escritores médicos que admiraba, comoThomas Browne y William Carlos Williams. Estudió para ser neurocirujano porque descubrió que en el cerebro residía probablemente el alma o lo que consideramos su mayor manifestación palpable, el intelecto. Pero con el exigente ejercicio de la medicina, que requiere por partida doble esfuerzos físicos y psicológicos, aprendió también que el paciente, esa masa de carne humana adolorida, era mucho más que esos cuerpos que diseccionaba en la mesa de operaciones cuando era estudiante, o esos seres angustiados a los que debía darles la mala noticia de una enfermedad cruel y una muerte cercana. Como le ocurriría a él mismo después, por desgracia.

 

 

El libro testimonio que nos dejó en su largo vía crucis como paciente, hasta su deceso en 2015 , ha sido publicado recientemente . Yo acabo de leerlo y confieso que aún siento escalofríos al pensar en estas memorias al borde de la muerte. No es una lectura reconfortante, desde luego, pero hay quienes en las páginas literarias de la Red lo recomiendan a todo el mundo. Porque su autor era un médico ejemplar, pero tal vez porque todos vamos a morir y como decía Montaigne “quien enseñara a los hombres a morir les enseñaría al mismo tiempo a vivir”.

 


En estos días están ocurriendo cosas en Lanzarote que me mueven a la reflexión. Un colectivo que representa a diversas organizaciones de usuarios de la salud pública se ha reunido para mejorar la que se ofrece a los pacientes de la Isla. Una iniciativa noble, urgente y necesaria, aunque observo algunos comentarios ofensivos con pocos argumentos, a esa noticia en algún medio. Lamentablemente, tal como le he manifestado tantas veces a mi amigo AntonioColl, analista en estas páginas, el pecado capital de esta tierra es ser pocos y mal avenidos.

 


Espero que prosperen los esfuerzos por lograr una sanidad como la que soñaba el doctor Kalanithi: cercana al paciente, veraz, pero también efectiva. Porque no puede ser que ocurra, como me consta, que una paciente oncológica haya tenido que esperar dos horas tumbada en unas incómodas sillas del Hospital de Lanzarote que la atendieran en Urgencias, porque “no había camas”. Como bien saben en AFOL, estos pacientes requieren de una atención específica y preferente, algo que actualmente parece que están lejos de obtener.

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