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¿Vivimos un esplendor gastronómico?

 

 

Por Fernando Núñez 


Hace unos días, hablando con un buen amigo también vinculado con la comunicación gastronómica, me hacía un comentario que no es la primera vez que lo oigo, “Fernando, tengo la sensación que Lanzarote vive un esplendor gastronómico hacia fuera mayor que la realidad interna de la isla. Parece que el turista aprecia más la gastronomía que el local o residente”. Ante esta apreciación no tuve más remedio que asentir con la cabeza y explicarle un caso muy reciente sobre un restaurante muy importante y reconocido de la isla que tuvo que cerrar sus puertas.

 

Germán Blanco, mejor chef de Canarias 2015, primero en Amura y finalmente en La Tegala de Germán Blanco, llegó a ser el chef asentado en Lanzarote más mediático y reconocido en todo el archipiélago y también fuera de él. Una persona que además de representar la alta cocina de la isla allá donde fuera, merecía el máximo respeto y consideración como profesional y como persona. Pero aún así tuvo que cerrar su restaurante. En una entrevista le preguntaba sobre si Lanzarote estaba preparada para una estrella Michelin y me contestó lo siguiente: “ por el momento no reunimos todas las condiciones idóneas para poder tenerla, hablando de infraestructura, capital y potencial económico, que es lo fundamental. Las ideas, las ilusiones están pero el comedor hay que llenarlo todos los días y eso no ocurre, quizás por el turismo o por nosotros mismos, en fin lo veo complicado”.

 

Yo me quedé con el fondo de sus palabras. Que quiero decir con eso, pues que en Canarias todas las islas están mirando a Lanzarote, creamos grandes expectativas, hay grandísimos restaurantes y cocineros, pero la realidad interior, la que se vive día a día es otra muy distinta, muchos de ellos lo están pasando mal. Quizás no estemos comunicando bien las cosas. Se aprecia el trabajo tan importante que se hace de puertas hacia fuera, pero pasa desapercibido el poco que se hace para dar a conocer y comunicar su cocina de puertas hacia dentro. Hacen falta impulsos internos si no queremos morir de gloria.

 

Tiene que ser la gente de aquí la que primeramente rompa una lanza por lo que ya tenemos, no esperar a ir a otros lugares a comer, en muchos casos pagando cantidades muy superiores y no conocer lo que se hace en la isla. Nunca hemos tenido tantos cocineros jóvenes y más maduros tan bien preparados, conocedores de las técnicas mas modernas, nunca antes se ha comido mejor que ahora en Lanzarote y nunca antes hemos tenido una oferta y variedad de restaurantes en los que prima la calidad, el respeto y la apuesta por el producto local. Las instituciones publicas tiene que pensar en esto, hace falta una reflexión profunda en este sentido.

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