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Félix Hormiga: “En Lanzarote la cultura está muy viva”

El nuevo libro del escritor,  “Arrecife”, recoge una descripción emocional de la ciudad en que nació en la que se adivina su niñez, el recuerdo de su madre y el mar que baña la capital

 

  • Lancelot Digital
  • Jesús Betancort
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    -Tu último libro, Arrecife, se publica en medio de una pandemia que ha cambiado el mundo, ¿ha cambiado también la isla de alguna manera?

    - Sí, claro que ha cambiado la ciudad. Y los cambios son más profundos cuanto mayor es la responsabilidad de los individuos. Los especialistas y los gobernantes nos dan una serie de normas para evitar que la pandemia perdure y el problema se puede resolver, y eso nos hace cambiar los hábitos sociales. Nos transforma. Cambia también la economía porque hay que controlar la afluencia de gente e incluso cerrar durante periodos de tiempo. Parte de la población está en erte o en ere… todo esto nos cambia, cualquier anomalía que afecte a la salud hace diferente a la ciudad.

     

    -¿De qué hablas en “Arrecife”?

    - Es un pequeño libro ilustrado por mi hijo, Atchen Pounapal, en el que hablo de Arrecife, pero es una descripción emocional del Arrecife en que nací. Es un dibujo que no entra en el territorio físico, me interesaba la memoria de la niñez, del mar, de mi madre, el Arrecife de mis recuerdos.

     

    -¿Es la capital de Lanzarote un eterno patito feo o la literatura la redime convirtiéndola en cisne?

    -No es un patito feo. Arrecife es un entorno agraciado climática y físicamente porque tiene una belleza marina y porteña importante. La ciudad durante muchos años, presentaba una cierta alopecia en su territorio, es decir había un frente que estaba construido, los barrios antiguos, más cercanos al mar, y luego había llanos y grupos de viviendas aislados repartidos por todo el territorio. Yo poco de ejemplo siempre la calle Góngora, que ahora está integrada a la ciudad, pero antes no. Antes era un llano, que unido a otros llanos hacía que fuera, por un lado, más caro el suelo y por otro, que fueran más caros los servicios al tener que trasladar el agua y la luz por territorios donde no había nada para llegar a otros, todo eso encarecía el coste final. El problema es que ha crecido de una manera alocada, pero a tenor de las necesidades y las posibilidades de sus ciudadanos. Hay que tener en cuenta que Arrecife porcentaje muy elevado de la población de la isla. A principios de 1.900 el de Arrecife no era el único puerto de la isla, pero la capital se hizo valer.

     

    -¿Qué necesita Arrecife para despegar?

    -El problema es que los políticos llegan a la gestión del territorio sin proyectos claros. Hay que culparlos a todos y no culpar a ninguno. Arrecife era una aldea porteña, un municipio prácticamente líquido y la parte más importante, en cuantía, de las salinas estaban en Arrecife, sobre todo en la zona de la flota artesanal. No podemos olvidar que en 1951 la capital contaba con 218 barcos pesqueros, era la flota artesanal más importante de Canarias. ¿Cómo se puede gestionar? Sin olvidar nunca que estamos a la orilla del mar.

     

    -¿Y con un proyecto político conjunto?

    -Pues no sé si se deben reunir los políticos o los ingenieros y arquitectos porque hay un problema de ingeniería. Arrecife no responde a una construcción de cuadrícula, que ya era bastante habitual como modelo urbanístico. La ciudad fue creciendo a demanda. Uno venía y construía, luego se tapaba una calle, la ciudad no tiene calles paralelas al mar… tanto es así que la llamada Calle Real, debe ser que las demás son ficticias, divide Arrecife en dos. Solo hay un tramo a la altura de la calle Nicolás Martín en que pueden pasar algunos coches, aún estando prohibida la circulación, de la zona de la plaza de la Iglesia a la zona de Plazuela.  Esa calle tiene un horario restringido. Sería más lógico poner un semáforo ahí para facilitar a los vecinos la circulación, como se ha hecho por ejemplo en la calle Triana de Las Palmas. Para cruzar Arrecife, cuando se cambio el sentido de la avenida, había que dar unas vueltas sin sentido alguno para llegar de un punto a otro del mismo centro de la ciudad.

     

    -Tú siempre has sido un defensor de los cuentos, ¿qué aportan estas historias breves frente a la evidente solidez de una novela?

    - La novela tiene una longitud mayor y es mas rodeante. El cuento nace entero. Es como un alien que se te pega en la cara, te mete un rejo por dentro y te deja preñado… y te revienta. La primera opción es arrancártelo. Cuando aparece un cuento hay que escribirlo inmediatamente. La novela es una construcción. Un autor en una convención me dijo una vez que escribir era como tener un hijo, y yo le dije que no porque de ser así, no habría tantos niños. Si los hombres, y no las mujeres, fuéramos los que tuviéramos los hijos, nos lo pensaríamos mucho más. Yo creo que escribir un libro es como construir una pirámide, debes tener una gran base y conseguir que termine en un vértice. Creo más en el proceso constructivo que en el proceso sanguíneo.

     

    -¿Cómo se encuentra en estos momentos la situación cultural en Canarias, y en concreto en Lanzarote?

    -Bueno, en estos momentos, no hay nada. Vamos a obviar el covid y digamos que la producción cultural canaria es muy alta, y muy interesante. Tanto en la plástica como en la literatura. Yo dirijo una colección que se llama Canarias en letras y cada año busco dos poetas para que hagan una lectura y publicar posteriormente un libro en el que se recojan esas lecturas. Ahora mismo puedo decir que la poesía en Canarias tiene una calidad enorme. Hay muchos escritores, jóvenes y no tan jóvenes, que defienden el buen estado de salud que tiene Canarias con la escritura. Hay problemas más graves como el de la distribución por el hecho de ser un archipiélago que lo complica todo.

     

    -¿Hay cantera de escritores y poetas en la isla, una isla que fue abanderada cultural en Canarias en una época?

    -En Lanzarote también, en todas las islas. Lanzarote culturalmente siempre ha funcionado muy bien. Ha habido problemas de apatía cuando la administración ha sido apática y no ha tenido el interés suficiente, pero son casos contados. Lo fundamental es que los representantes políticos ocupen puestos que les interesen. Ahora mismo, pues no por el covid, pero los espacios han sido creados. El Almacén se rehabilitó y recuperó la impronta que tuvo en su inicio. Volvió a tener espacios más limpios, más abiertos que permiten exponer formatos grandes. La Casa de la Cultura de Arrecife funciona, ha tenido magnificas exposiciones y eventos; la Casa Amarilla, funciona; el propio Cabildo expone obras a lo largo de sus pasillos. Los colectivos, como Parto Cerebral, por ejemplo, funcionan y están presentes en la vida cultural. Hay revistas como Nudos que mantienen un nivel interesante desde el punto de vista de la cultura. Los materiales que saca la administración en la calle son muy buenos, los libretos con información de las actividades son muy buenos, creo que no podemos quejarnos.

     

    -¿Queda algo de César entre los intelectuales canarios o se ha olvidado su estela?

    -La herencia de Manrique está presente, sí, igual que sigue vivo Pancho Lasso y todas aquellas personas que han hecho cosas interesantes y son una referencia. Yo echo en falta que el camino sea más visible para el resto de los creadores. Hay muchos artistas plásticos y creo que no es justo colocar el pasado sobre ellos como una losa. La obra de Manrique es importantísima y sigue viva, claro está, pero debe haber espacio para otros artistas.

     

    - Crees que a veces la figura de César en Canarias y en Lanzarote se ha manipulado y utilizado por unos y otros para sus intereses políticos?

    -Creo que sí y me parece que eso no ha sido ni bueno, ni práctico. Hay muchas personas que creen que Manrique lo es todo, casi como un Dios. César es como la tapa de un tarro, bajo la que se oculta todo. Eso no debe ser así. Hace falta que Manrique y que, por ejemplo, Pancho Lasso y Jesús Soto sean estudiados en los centros educativos. Que los jóvenes conozcan su obra como artistas. Hablar de Manrique es complejo porque tuve una profunda amistad con él y trabajé con él en El Almacén… está claro que su obra no puede estar muerta, pero tampoco puede convertirse en una excusa. Por amor y por respeto, lo valoro muchísimo, y no entiendo el problema que hay en torno a su figura, y creo que no debo tomar partido en ningún caso. Hay gente muy valiosa en esta isla que nadie se acuerda de nombrar, por ejemplo Agustín Espinosa, Rafael Arozarena, Domingo Doreste, Pedro Perdomo y otra mucha gente que se ha fijado en la isla para escribir o crear inspirándose en ella. Lanzarote siempre ha sido un referente cultural.

     

    Entrevista publicada en el periódico Lancelot de febrero.

     

     

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