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El carril-bici: de necesidad a prioridad

 

En menos de una semana, Lanzarote ha asistido a dos gravísimos atropellos de ciclistas en las carreteras de la isla. Mientras el pasado lunes 18 de agosto una ciclista danesa fallecía tras ser arrollada por un coche en la carretera de Tinajo a La Santa (y además otro ciclista resultaba herido en el mismo accidente), tan sólo cuatro días antes, el jueves 16, un conocido deportista de la isla, Agustín Pérez Morera, sufría otro atropello cuando pedaleaba esta vez por la carretera de Mala,  teniendo que ser trasladado a Gran Canaria.

 

Hay que recordar además que hace unos meses, Cyril Viennot, considerado el mejor triatleta francés de larga distancia de la actualidad, sufrió un grave accidente tras ser atropellado mientras entrenaba en bicicleta por las carreteras de la isla, y tuvo que hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos.

 

Estos graves y desafortunados accidentes han vuelto a poner de manifiesto la imperiosa necesidad de contar en la isla de Lanzarote con carriles-bici cuanto antes, no sólo por el peligro evidente que ya está suponiendo para la propia seguridad viaria, sino también si queremos dotar de las infraestructuras adecuadas para la práctica de este deporte, cuya tendencia va en alza. De hecho, la evolución del turismo europeo marca una incipiente pero marcada orientación hacia la búsqueda de lugares para la práctica de diferentes deportes.  El año pasado, en 2013, Lanzarote batió el récord hasta el momento en este segmento, registrando en torno a 167.000 turistas (un 8,7% del total) que nos visitaron por motivos deportivos, y que por cierto dejaron en la isla más de 60 millones de euros.

 

Hay un importante esfuerzo, desde la iniciativa privada, por dirigirse específicamente a este sector del mercado  (ejemplos, entre otros, como el Sands Beach, el recién abierto Hotel Santa Rosa o el ya mítico Club La Santa que ha invertido más de 30 millones de euros en mejorar sus instalaciones). El club de productos englobado bajo la marca European Sports Destination, adherido a la Sociedad de Promoción Exterior de Lanzarote (SPEL), es un buen ejemplo de colaboración público-privada, con el fin de promocionar y promover un desarrollo integral y sostenible de nuestra oferta turístico-deportiva.

 

La idea es convertir y posicionar Lanzarote como un destino deportivo de primer orden a nivel europeo, y en este sentido la importante apuesta (y el consiguiente trabajo) que actualmente está llevando a cabo el Cabildo de Lanzarote por atraer otro segmento más del mercado especializado, que da valor añadido a un destino maduro como es el nuestro, es sin lugar a dudas todo un acierto. La isla cuenta a priori con muy buenas condiciones (clima excelente todo el año, alta calidad de la oferta alojativa, buena conectividad aérea con Europa, etc.), pero si todo esto no va acompañado de un plan adecuado de infraestructuras públicas, en este caso que den soporte a todas esas enormes posibilidades para la práctica deportiva, el resultado final podría no ser suficiente, podría quedarse cojo o  incluso no terminar de dar respuesta efectiva para lograr el objetivo que se persigue.  

 

Es el caso del carril-bici (desgraciadamente de actualidad por lo ocurrido y que nos avisa de cara al futuro para poder corregirlo a tiempo), una vieja demanda que en su día ya realizó el sector empresarial a través de Asolan hace dos décadas, entonces bajo la presidencia de Rafael Lasso. Veinte años han pasado, veinte años en definitiva de meras intenciones, porque en veinte años ningún gobierno insular al parecer tuvo tiempo suficiente para acometer una modificación puntual del PIOT del 91 que permitiera el establecimiento de un carril-bici al uso, específico para la circulación de las bicicletas.

 

Ahora mismo, el Cabildo anda ya inmerso como una prioridad en la ejecución del  “Plan Plurianual Vía Ciclista de Lanzarote”, si bien este plan, al margen de las dificultades económicas que padece y en cuya solución deberían implicarse todas las administraciones, debe adaptarse al obsoleto, pero todavía vigente PIOT del 91, que impide en muchos tramos de la isla la creación de un carril-bici exclusivo destinado sólo para bicicletas.

 

Habría que plantearse muy seriamente el establecimiento de un carril-bici al uso, propio y especifico, y no utilizar las actuales carreteras, infraestructuras viarias necesarias para el tráfico rodado, a modo de carril-bici. Para que eso pueda ser posible, pueden pasar años, bastantes años todavía, antes de que veamos la aprobación definitiva del nuevo PIOL. Pero debemos ser conscientes de que para el turismo deportivo, especialmente el ciclismo, hay que ofrecer seguridad y condiciones adaptadas para su práctica, a través de la dotación de unas adecuadas infraestructuras públicas. Y ahora mismo, prácticamente, sólo contamos con buen clima y buenos hoteles.

 

 

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