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Triunfa la gaviota contra todo pronóstico

 

 

 

 

No hubo ‘sorpasso’, y si lo hubo desde luego no fue protagonizado por la alianza de Unidos Podemos que quedó muy lejos de superar al PSOE como segunda fuerza política nacional, sino de los populares. El partido de la gaviota que partía en esta carrera de fondo con una supuesta desventaja, marcada por el peso de los cuatro años de gobierno y los casos de corrupción, supo sobreponerse y dar la campanada, a nivel nacional, en Canarias y, en el caso concreto de la isla de Lanzarote, la dio tanto en el Congreso como en el Senado. Lo que todos los expertos se habían empeñado en vaticinar como un batacazo se convirtió en la sorpresa de la jornada, revalidando la figura de Rajoy, en el ámbito estatal, y la de Ástrid Pérez en la isla, más fuerte que nunca al convertirse en senador, Joel Delgado, por el que ella había apostado personalmente. Delgado se convierte además en el segundo senador de los populares en Lanzarote, y en el más joven. Toda una sorpresa que deja al partido de la gaviota con un dulce sabor de boca.

 

A nadie se le oculta que la victoria popular lo es aún en mayor medida en comparación con el batacazo de los llamados ‘podemitas’, que habían vendido con seguridad su ‘sorpasso’ antes aún de enfrentarse a las urnas. Pero los ciudadanos no han querido fustigar con tanta severidad al PSOE, castigado no obstante con los peores resultados de su historia, ni premiar al partido de Pablo Iglesias tras una campaña que, evidentemente, no ha dado los resultados que ellos esperaban. Podemos Unidos rozaba ya con la punta de los dedos la hegemonía en la izquierda y prácticamente el sillón de la Presidencia. No ha sido así. Ahora a ambos partidos les toca ahora preguntarse en qué han fallado y, en el caso de los socialistas, pensar cómo recuperar todo lo perdido y decidir si son Pedro Sánchez o Susana Díaz, que tampoco quedó en muy buena posición al perder Andalucía su tradicional hegemonía socialista, las personas adecuadas para dirigir el partido en su nueva andadura.

 

En el caso de Ciudadanos, cuarta fuerza política nacional, la pérdida de escaños se ha debido lógicamente a la intensa campaña del PP llamando al voto útil. Muchos de sus votantes han optado por ir a lo seguro y frenar la llegada a la presidencia de la fuerza violeta.



Especialmente reseñable ha sido el triunfo de Ana Oramas que mantiene su escaño para Coalición Canaria y lo hace en unos comicios que se han definido en clave nacional. Doble mérito para ella que ha sabido mantener lo suyo cuando el río estaba más revuelto que nunca.

 

Así las cosas, una vez más, no hay nada escrito, pero la situación parece, al menos, más clara que el pasado 20 de diciembre. Los catorce escaños recuperados por los populares parecen asegurarles esta vez la victoria, pero todavía se hacen necesarios muchos encuentros para determinar cómo serían esos pactos. Todo apunta a una retirada cautelosa de Pedro Sánchez y a un posible acuerdo entre PP y Ciudadanos, quizá con el apoyo de PNV y CC. Seguiría Rajoy, en este caso, sin alcanzar la mayoría absoluta, pero no sería la primera vez que un presidente se alza y gobierna sin ella. Ya ocurrió en el caso de Adolfo Suárez en la que fuera la primera legislatura de la democracia.

 

Podría ocurrir lo evidente o todo lo contrario. En cualquier caso, habrá que esperar para saber qué pasa, pero si algo tienen claro los políticos de este país es que nadie quiere unas terceras elecciones y ahora es cuando ellos tienen que ponerse las pilas. La ciudadanía no puede esperar más por un gobierno real.

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