Un español con un cubata en la mano
Los lanzaroteños están agobiados. No es de extrañar. Pero ¿nos hemos planteado todos los motivos que nos hacen sentirnos así?
Hablemos de masificación. Hablemos de colas. Hablemos de sensación de agobio. ¿Los atascos y los problemas de movilidad son culpa solo del turismo? ¿No tiene nada que ver con el problema el lastre de años de ineficaz gestión? Los lanzaroteños tenemos dos o tres coches por familia porque carecemos de una red de transporte regular que funcione correctamente. Las guaguas no llegan a todas partes, ni son tan frecuentes como necesitaríamos para reducir el ingente número de vehículos que hay en la isla. Punto uno. Seguimos.
En Lanzarote no hay vivienda. ¿La culpa es solo del alquiler vacacional? Tal vez décadas de ineficiente gestión pública han llevado a que no se construyan viviendas sociales, ni vivienda pública. Tal vez, sólo tal vez, algunos de los que se manifestaron el pasado sábado no han caído en que son parte del problema y no la solución.
Tenemos cortes de agua constantes, pero no se acaba de arreglar una red en la que se desperdicia más de la mitad de lo que se produce por contar con tuberías obsoletas y averiadas.
Seguimos. Las listas de espera crecen y crecen, y aquí seguimos hablando de la ciudad sanitaria que necesita una isla con una población de 160.000 habitantes de derecho que se apaña con un hospital que se abrió cuando había en Lanzarote 60.000 almas.
Se nos encarece la cesta de la compra, aún más de lo que ya está, pero arrastramos un Puesto de Inspección Fronteriza deficiente y tampoco se arregla.
Tal vez, y solo tal vez, demasiados dirigentes se han olvidado de hacer su trabajo que no es otro que adaptar la isla a las necesidades de su población actual y no obligarles a salir a la calle a manifestarse porque el turismo, el único motor que sostiene su economía, parece que se les va de las manos.
Tampoco se entiende muy bien que quienes gobernaron hasta antes de ayer, como quién dice, culpen a los que llevan unos meses de males que la isla arrastra a lo largo del tiempo y la historia. Es más, que portaran pancartas críticas a la cabeza de la manifestación del pasado 20 de abril como si la cosa no fuera con ellos. Como si no hubieran tenido ‘méritos’ para llegar a estar como estamos.
Los problemas se arreglan con gestión. Todo lo demás es, con perdón, un español con un cubata en la mano arreglando el mundo. Ya saben, no vale de nada.
