El arte de la apicultura en Lanzarote
Klaus Guttenberger, Betty Bonnani y Darlene Kist cuentan con una pequeña empresa apicultora y elaboran una miel de mil flores de alta calidad en la isla
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Corría el año 2012 cuando Klaus Guttenberger, Betty Bonnani y Darlene Kist decidieron dedicarse a la apicultura en la Isla de Lanzarote y para ello montaron una pequeña empresa dedicada a la elaboración de miel orgánica. Como la isla no tiene grandes plantaciones agrícolas, cuentan con panales en 25 puntos diferentes de Lanzarote.
“Son lugares en los que se cultiva algo, desde Guinate hasta La Degollada, y en cada uno de ellos tenemos tres o cuatro colmenas”, explica Guttenberger. “En total tenemos unas sesenta colmenas”.
Las características son sencillas: debe estar alejado, unos cien metros, de cualquier domicilio particular, y tener cerca cultivos para que las abejas puedan coger polen. Se trata de una ayuda mutua, la polinización mejora la cantidad y la calidad de las frutas. Y por eso, los agricultores de la isla están encantados de tener cerca a estos apicultores.
La producción de miel de las sesenta colmenas con las que cuentan varía, dependiendo de las lluvias y la cosecha. “Lo normal es que consigamos entre 200 y 400 kilos de miel, pero este año las condiciones no han sido favorables”, explican, apuntando que la distribuyen en diferentes puntos de la isla, en envases de 300 y 125 gramos y con la certificación ecológica del Gobierno de Canarias.
La vida de las abejas es efímera, sobre todo en verano: apenas cuatro semanas frente a los cinco o seis meses que pueden vivir en la temporada invernal.
Las abejas viven la primera parte de su vida en la colmena, cuidando a sus crías y convirtiendo el néctar en miel. La última parte de su vida, salen fuera a recolectar néctar, nunca recorren más de 4 kilómetros, y es entonces cuando mueren, ya que el desgaste es mucho mayor. Nunca mueren dentro de la colmena.
La belleza de las colmenas
Las colmenas se encuentran instaladas en cajas de madera, bajo hojas de madera y una especie de techo blanco que protege a las abejas del exceso de calor, en diferentes puntos de la isla. Las celdillas en las que fabrican la miel y acomodan a las crías, donde, por así decirlo, desarrollan su vida, las fabrican los apicultores y son idénticas a las que ellas mismas realizan. “Ellas gastan unos ocho kilos de miel en su fabricación, nosotros les ahorramos el trabajo”, bromea Klaus.
Cualidades de la miel de Lanzarote
Las mieles de la isla son de mil flores, ya que no hay grandes cultivos en Lanzarote. Esto da unas cualidades especiales a la miel que fabrican Klaus, Betty y Darlene. En este sentido, el dictamen técnico de La Casa de la Miel de Tenerife, lugar al que se manda la miel para garantizar su origen y cualidades, señala que “El espectro polínico de la muestra analizada es compatible con una miel multifloral; presentando además un 18% de palmeras y amapolas, un 1% de solanáceas, olivo, llantén y vinagrera como especies poliníferas; y un 4% de eucalipto como especies hiperrepresentadas; entre otros. Su densidad polínica es media y no existen especies que hagan sospechar de un posible origen geográfico distinto al declarado. Tampoco se ha detectado la presencia de ácaros, levaduras, restos de cera, humo o similares y su grado de cristalización es óptimo para el tipo de miel de que se trata”.
Muchas veces, la miel realizada por grandes empresas no tiene las mismas cualidades que esta y se debe, sobre todo, a la alimentación de las propias abejas. “Muchas empresas retiran toda la miel que fabrican las abejas y las alimentan con azúcar o con soja, nosotros no. Nuestras abejas se alimentan con su propia miel y el producto que fabrican tiene una calidad impresionante y todas sus propiedades”, señalan.
Después de probarla, damos fe. La miel de Lanzarote es especial. Si no la han probado, este es el momento de hacerlo.
