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José Luis Brito, el alcalde de la "resistencia" de San Bartolomé

Dirigió el Ayuntamiento entre el 1991 y 1993 en una de las legislaturas más convulsas de su historia

 

  • Lancelot Digital
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    En plenas Navidades, el 25 de diciembre, de 2023 era enterrado José Luis Brito Martín, quien fue durante dos años fue alcalde de San Bartolomé, en una de las legislaturas más convulsas políticamente de la historia de ese municipio.

     

    Brito, más conocido como el fontanero, en 1991 se presentó en las elecciones municipales como cabeza de lista del PP saliendo como concejal y, tras varias piruetas políticas, quitó la Alcaldía a Antonio Cabrera, quién se había presentado en el recién creado PIL o el partido de los cuatro alcaldes liderado por Dimas Martín y Honorio García Bravo.

     

    Antonio Cabrera llevaba de alcalde desde 1983 con mayoría absoluta hasta que en 1991 la perdía al obtener 6 de los 13 concejales de la corporación, faltándole sólo uno. Todo hacía pensar que el pacto PIL-PP iba a permitir gobernar de nuevo a Cabrera, pero la manifiesta enemistad personal entre el entonces concejal del APIL, José Luis Brito, con el histórico alcalde provocó que el candidato del PIL se quedara sin apoyos suficientes.

     

    Es cierto que Antonio Cabrera inicialmente empezó gobernando ese convulso mandato, pero lo hizo de manera irregular saltándose el procedimiento ordinario, lo que provocó que los tribunales de justicia anularan tal nombramiento, por lo que se tuvo que repetir la elección de alcalde en el pleno de San Bartolomé. Cabrera había alcanzado un pacto con el PSOE de Ramón Bermúdez, pero la sorpresa saltó cuando Miguel Martín y tres concejales de la lista del PIL traicionaron a Cabrera y votaron a favor de José Luis Brito para que éste fuera el alcalde de San Bartolomé.

     

    José Luis Brito en su toma de posesión como alcalde señaló que iba a ser un mandato breve y que él mismo iba a provocar una moción de censura en las próximas semanas para que fuera Miguel Martín número dos de la lista del PIL quién se quedara con la Alcaldía en detrimento de Antonio Cabrera.

     

    La realidad es que a Brito le gusto el sillón de alcalde e hizo todo lo posible para seguir sentado en él todo lo que pudo y más. De hecho, estuvo casi dos años y porque no le salió bien la jugada de enrocarse. El peculiar político se encerró durante 8 horas en su despacho de Alcaldía tras celebrar un pleno a traición, antes de los oficialmente programados, donde se iba a debatir la moción de censura.

     

    Esa triquiñuela cabreó a todos los partidos y a gran parte del pueblo de San Bartolomé que se tiró a la plaza municipal exigiendo un nuevo pleno, cosa que finalmente ocurrió proclamándose finalmente alcalde Ramón Bermúdez del PSOE.

     

    La realidad es que Lanzarote vivió uno de los capítulos más estrambóticos de la ya por si convulsa política conejera donde tuvimos el primer tránsfuga de la historia cuando Dimas Martín se convirtió en alcalde de Teguise. Desde ese momento, en 1983, siempre ha surgido un acontecimiento que superaba en golfería o en expectación al anterior. Pero esa es otra historia.

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