Nito Delgado, el emprendedor que se topa con el muro de la administración

Ejemplo de la regeneración que necesita el sector primario en Lanzarote, su empuje tropieza con el embudo administrativo y la falta de voluntad política 

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Nito Delgado nos enseña su primera idea de negocio, un criadero de conejos que construyó él mismo hace seis años. Después de lograr los permisos pertinentes comenzó con un negocio que vio rentable hasta que quiso mejorar las instalaciones y solicitar permisos para traer conejas de la Península para la cría como hacen en otras islas. Pero en Lanzarote, se lo negaron.

"¿Qué estoy pidiendo? Que nos ayuden un poco económicamente a mejorar las instalaciones, a traer a las madres como se hace en otros sitios. Si lo hacen en otras islas, ¿por qué aquí no?", se pregunta.

Pese a los obstáculos, que también afectan a otros criadores, Delgado no cejó en su empeño emprendedor y se le ocurrió, para abaratar costes, cultivar alfalfa en una finca de su propiedad para alimentar a sus conejos. Pidió unos estudios sobre la calidad del suelo y se marchó a la Granja Experimental con los resultados a por asesoramiento. "Tengo desde hace dos años los papeles en mi casa intentando buscar una técnica que me solucione la tierra", apunta.

Delgado lamenta que en su tierra encuentre trabas administrativas que le quiten la ilusión y en otras islas soluciones que le hacen falta. "Al final me cansé, porque estoy cansando de tantas tonterías aquí. Me fui a Fuerteventura y allí un técnico me dijo: 'Nito, esto puedes hacerlo de esta manera', y me solucionó el problema enseguida", asegura.

Otro de sus intentos frustrados fue crear un criadero de setas con sus propias manos. Levantó un espacio donde cultivas 600 kilos de este producto que, durante dos años, comercializó, pero cuando fue a pedir subvención para mejorarlo recibió otro jarro de agua fría. "Yo he pedido ayuda para mejorar la instalación. Me dijeron compre los materiales y nos mandas la factura con el número de registro. He hecho lo que ellos me han dicho , les presento esas facturas, y ahora me dicen que no valen", afirma.

Nito Delgado es un ejemplo de la regeneración que necesita el sector primario porque no teme emprender, pero su empuje se topa con el embudo administrativo y con la falta de voluntad política.