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Plástico en una playa de La Graciosa

El País hace un reportaje sobre la playa de Ámbar donde se recogen kilos de ese material todos los años 

 

  • Lancelot Digital
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    El periódico El País recoge un reportaje que algunos han calificado de exagerado, el peligro que corre la playa del Ámbar en La Graciosa que está siendo "atacada" por los plásticos y microplásticos que se confunden con la arena, procedentes de muchas partes del mundo. "Ya solo cogemos los trozos de plástico más grandes antes de que se descompongan con el sol", explica Alexis Rivera, biólogo y técnico de la organización ecologista WWF en las Islas Canarias.

     

    Aunque es un fenómeno cada vez más extendido en todo el mundo, El País pone como ejemplo para hacer el contraste que una isla Reserva Marina y Parque Protegido, está, una de sus playas, con plástico que se mezcla entre la arena. Este fenómeno mundial que amenaza a miles de playas en todo el mundo se ha sacado en este periódico porque un miembro de la asociación WWF en Canarias viene como voluntario a La Graciosa. 

     

     

    Rivera acude cada jueves durante tres meses, lo que dura la campaña de voluntariado WWF y llena una bolsa, en su mayoría plásticos como si fuera la primera vez que realizan esta acción. Botes, envases, colillas, peines, botellas de plástico, redes de pesca... "Los plásticos vienen de latitudes más al norte, del sur de Europa, del norte de África e, incluso, nos vienen desde América conducidos por las corrientes", detalla Rivera.

     

    La playa del Ámbar —en muchos mapas también aparece nombrada como Lambra— siempre ha sido un lugar de llegada. Está al noreste de La Graciosa, que a su vez está al norte de las Canarias. Esta orientación —que la expone a las corrientes y vientos del norte— convierte a La Graciosa —y a esta playa— en la proa del archipiélago. "Aquí llega la basura del planeta", lamenta Rivera.

     

    Pero no siempre llegaron desechos hasta la Octava Isla. El viajero inglés George Glas ya se refirió a esta "pequeña bahía arenosa" en un libro sobre las Canarias publicado en 1764. "En la parte norte de la isla deshabitada de La Graciosa se encuentra una pequeña bahía arenosa, llamada por los del país playa del Ámbar. Aquí se encuentra a veces una especie muy buena de ámbar gris, en una forma parecida a una pera", escribía este viajero. El ámbar gris es una preciada (y carísima) secreción que genera el aparato digestivo de los cachalotes y que las corrientes acaban llevando hasta las costas y playas como esta de La Graciosa.

     

     

     

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