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Un mar de fuego imparable

La lengua de lava arrasa con todo en su camino hacia el mar: "Se ha formado una montaña donde antes estaba llano"

 

  • Agencias
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    La colada de lava del volcán de La Palma avanza engullendo lentamente todo lo que se encuentra a su paso en su camino hacia el mar. Dos días después de entrar en erupción tras medio siglo inactivo, la lengua de lava principal desciende por la colina, lentamente pero sin piedad, en una jornada en la que han continuado las evacuaciones.

     

    "Se ha formado ya una montaña sobre el cráter, donde antes estaba todo llano", cuenta Pablo Rodero, testigo directo, desde las inmediaciones del volcán de Cumbre Vieja, cuya erupción podría prolongarse meses. "En ese caso, puede generarse una montaña enorme".

     

    Con el rugir de fondo del volcán, del que ya han emergido nueve bocas eruptivas, Rodero muestra las pequeñas partículas de ceniza que se van posando sobre su ropa. "Ahora mismo es muy difícil respirar. Hay mucho humo, mucho azufre en el ambiente que se te mete en los ojos", relata, añadiendo que esa sensación "incómoda" se vive incluso en las localidades vecinas, más alejadas del fenómeno.

     

    Los servicios de emergencia ya han desalojado a cerca de 6.000 personas y una de las principales preocupaciones de las autoridades es lo que pueda ocurrir en el momento en el que esa lengua de lava llegue a la costa.

     

    Y es que, tal y como explica Pablo Rodero, el cambio de temperatura entre los más de 1.000 grados de la lava y los aproximadamente 23 grados del agua del mar, puede generar explosiones y nubes tóxicas muy perjudiciales para la salud. "De hecho, en la última erupción volcánica en la isla, falleció una persona por respirar esos vapores letales que se generaron al entrar en contacto con el mar", recuerda.

     

    Más allá de los efectos inmediatos, la población local tardará en recuperarse de esta catástrofe natural, que ha arrasado con campos y localidades. "Todas las plantaciones de plátano van a quedar destruidas en una isla que depende mucho de la agricultura para sobrevivir", narra, rodeado de campos que, eventualmente, terminarán sepultados por la lava.

     

    Tampoco se permite la pesca, otro de los sectores fundamentales de La Palma. "Está prohibida la navegación en la costa. Solo hay dos patrulleras del ejército para evitar que se salga el mar".

     

    Subido en una colina que ofrece una panorámica del camino de la lengua de lava desde el cráter del volcán, Rodero muestra las casas que "inexorablemente" van a quedar destruidas en las próximas horas ante la mirada de desesperación de sus dueños.

     

    Gran parte de los evacuados ya han visto cómo la lava se tragaba sus viviendas, pero algunos de los que permanecen en un campo de fútbol habilitado para los desalojados, todavía desconocen si han corrido la misma suerte. Algunos suben a la colina desde donde el reportero de 20minutos ofrece su crónica y observan el fenómeno desde la distancia.

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