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Vea la colada cayendo al mar

La pregunta que surge es cómo afectarán los efectos de este fenómeno a la población

 

  • Lancelot Digital
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    La colada de lava que emerge de la erupción volcánica de La Palma ha llegado al mar en una zona de acantilados en la costa de Tazacorte, apenas una hora antes de la medianoche del martes. La primera en llegar fue la colada sur del volcán, tal y como se recoge en esta imágenes grabadas por el Instituto Español de Oceanografía.

     

    Pero, ¿Cómo nos afecta?

     

    La población sólo ha podido ver piedras incandescentes cayendo al mar y columnas de vapor de agua, formadas por el choque térmico evidente. Estas columnas pueden resultar tóxicas para los ojos, los pulmones y la piel.

     

    Los vulcanólogos han advertido estos días a la población de que no se acerque al río de lava cuando entre en contacto con el agua del mar porque pueden producirse nuevas explosiones y también intensificarse el humo que lleva sustancias tóxicas para los ojos, los pulmones y la piel. No obstante, han aclarado que la afección se produce dentro de la zona de exclusión de dos kilómetros y los cuatro núcleos poblacionales más cercanos están confinados.

     

    El instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) ya dio respuesta a esta pregunta hace unos días a través de sus redes sociales, y sus conclusiones las recogía veinteminutos. Lo primero es el choque térmico que se produce entre ambas sustancias. Por un lado, el agua se encuentra a una temperatura de unos 20ºC, mientras que la lava está a poco más de 1.000ºC.

     

    Ello da lugar a la formación de lo que se conoce como penachos, que son unas columnas de vapor de agua cargadas con ácido clorhídrico (HCl) debido al del importante contenido de cloruro (Cl-) en el agua de mar. De hasta 50 metros de alto.

     

    Estos penachos contienen también diminutas partículas de vidrio volcánico que se forman como consecuencia de la reacción que se produce al entrar la lava en contacto con el agua de mar.

     

    Los gases que expulsa el volcán de La Palma, son fundamentalmente de dióxido de azufre (SO2) y son muy irritantes para la piel, los ojos y todo el territorio respiratorio. En cuanto a los posibles peligros de la lluvia ácida que se produciría con la llegada de la lava al mar, se centrarían en las posibilidades de arruinar las cosechas y agricultura o contaminar suelos, mucho más que en problemas de salud.

     

     

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