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VLADI: El adiós del último de los grandes

 

El futbolista, a sus 42 años, colgará las botas tras más de dos décadas vestido de corto 

 

  • Guillermo Uruñuela
  • Cedida
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    El fútbol en Lanzarote ha sido, y continúa siéndolo, un área importante para el desarrollo de la isla, pero quizá en estos momentos, por diversas circunstancias, se ha perdido cierto caché. No significa que los jugadores de ahora sean peores, que igual sí, sino que la esencia del balompié se ha diluido en general en el panorama deportivo y la naturaleza de la pelota se ha corrompido por factores externos que no tienen nada que ver con los tipos que corren de corto en el verde.

     

    Lanzarote gozó en su día de un elenco de futbolistas que no hace falta destacar pues a todos, inclusos los foráneos como yo, les ponemos cara, nombre y apellidos. Futbolistas que generaron ilusión en una porción de tierra tan limitada como ésta y que fueron ejemplo. Incónicos. Inspiración; en un momento donde todo iba lento y la vida y el fútbol era más simple.

     

     

    Estos futbolistas tomaron las maletas para poder seguir creciendo y alcanzar un sueño poco probable. Muchos de los que se aventuraron tuvieron su recorrido, cada uno con sus particularidades, pero todos ellos gozaron de trascendencia más allá de las fronteras insulares.

     

    Esta temporada, con 42 años a las espaldas, le ha tocado el turno a Vladimir Ramos “Vladi” que cerrará su círculo deportivo en casa, en Haría. El mediocentro confirmó al terminar la temporada que ésta ha sido la última en la que se ha calzado las botas y que el cuento llegó a su fin.

     

    Atrás quedan recuerdos, partidos y goles para la historia como el anotado en el Avendaño Porrúa ante el Real Madrid. Anécdotas, derrotas y victorias. Amistades para siempre y desencuentros. Porque la carrera de Vladi y la de cualquier otro jugador, es como la vida, con sus luces y sus sombras.

     

    Se va así el último de los grandes. Quizá lleguen otros que sean igual de buenos o mejores pero todos estos que nombro sin nombrarlos, han sido el espejo de los que aún están en el camino de poder conseguirlo.

     

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