Apartheid para discapacitados
Nauzet Martín Betancort
Se está invirtiendo muchísimo dinero público en infraestructuras importantes, por supuesto. Carreteras, parques infantiles, duchas en las playas, mejoras en el casco antiguo de la capital… etc. Pero se han olvidado de las discapacidades sean cuales fueren. En general Lanzarote entera carece de infraestructura para la accesibilidad y no precisamente porque no existan leyes que sean de obligado cumplimiento en materia de accesibilidad. Simplemente no se están poniendo en marcha y eso está limitando la vida de muchas personas discapacitadas.
La propia constitución en su artículo 9.2 establece “Que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad e igualdad del individuo sean reales y efectivas y removerán los obstáculos que dificulten su plenitud”.
También dentro de este contexto, el artículo 4.9 contiene un mandato a los poderes públicos para que realicen una política de integración de los discapacitados físicos, sensoriales y psíquicos y los ampare para el disfrute de los derechos reconocidos en el título l de nuestra carta magna. Ley 13/1982 de 7 de abril de integración social de minusválidos y la ley 8/1995 de 6 de abril de accesibilidad y supresión de barreras físicas y de la comunicación.
Lanzarote y su capital no están exentas de su cumplimiento. Ese mismo principio de igualdad está en el artículo 5 del estatuto de autonomía de Canarias
los poderes públicos canarios, en el marco de sus competencias, asumen como principios rectores de su política la promoción de las condiciones necesarias para el libre ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos y la igualdad de los individuos y los grupos en que se integran.
Ley 8/1995. de 6 de abril, de accesibilidad y supresión de barreras físicas y de la comunicación
Existe un amplio abanico dentro de esta ley que ampara la igualdad efectiva para las y los discapacitados. Pero la realidad es que no se está cumpliendo.
Lanzarote carece de muchas adaptaciones para discapacitados sensoriales tales cómo semáforos adaptados con sonido, eliminación de las medias lunas que sobresalen de las aceras y que convierte Arrecife en una gincana para invidentes o con visión muy reducida. También en el ámbito de la hostelería tampoco se cumplen ciertas normativas que obligan a la separación de mesa/pared de 1’50 m para personas invidentes.
Todo esto crea un entorno hostil para personas con diferentes necesidades.
En absoluto crítico el buen hacer por parte del cabildo y ayuntamientos de Lanzarote. Pero creo que deben reflexionar sobre la situación y existencia de las personas que padecemos discapacidades visuales. Son muchas las barreras que son necesarias eliminar y muchísima es la accesibilidad que se necesita desde la esfera pública y privada.
Hago un llamamiento a los poderes públicos de Cabildo y ayuntamientos para que no se olviden de invertir en infraestructuras acordes a la accesibilidad para discapacitados.
