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Carta de mi amiga Oliva

Por Lorenzo Lemaur

 

"Me llamo Arrecife"

 

Creo que nací en 1798, ya ni lo recuerdo. Tal vez no quiera recordarlo. Sin embargo, a pesar de mi edad avanzada, sigo vivo.


Mis padres se llamaban Ginés y Mar. Mis padrinos al nacer fueron José y Gabriel. Mi madre era inmensa y generosa. Me enseñó a tener paciencia en esta vida y a tratar bien a los que me rodeaban, aunque fueran extraños. A no tener miedo a la soledad y a no darme por vencido. Tengo hermanas y hermanos por parte de madre, en muchos lugares del mundo, aunque nunca he salido de la isla en que nací. Mi madre me decía que no debía sentirme solo cuando ella faltara, porque habría gente que me querría siempre. Ahora , que soy mayor, recuerdo el balanceo constante, de mi madre meciéndome dulcemente cuando era pequeño. Y las palabras de mi padre, Ginés; "algún día serás fuerte y mayor y tendrás gente que te valore y otros que te menosprecien, pero no dejes de luchar y mejorar, a lo largo de tu existencia".


Teguise, mi abuela, me decía de niño, que tenía que llevar mi ilustre apellido con dignidad y que no avergonzara a la familia . Que nací para ser Capital, que debía ser y parecer honorable ante los ojos de los que me conocían.


Sentí miedo y presión cuando mi abuela, ilustre y venerable, me indicaba mi cometido en la vida.


Ahora, mayor y cansado, siento que he fallado a esa venerable anciana. Y me siento perdido.


Cada dia oigo a la gente cuchicheando, a mis espaldas. Dicen que soy feo, sucio, viejo, qué estoy abandonado. Dicen que les avergüenza mi presencia. Dicen que estoy muerto, que soy incapaz de ofrecer nada , que estoy dormido y ausente. Dicen que soy mayor e inútil. Dicen tantas cosas feas de mi, cada día, que ya no miro a nadie. Me pisan miles de personas cada día ,me vejan e insultan, me humillan. Estoy tan triste que no sé como continuar.


Algún día vendrá alguien que verá mi alma humilde, mi ayuda silenciosa y sin reproches a tantas personas. Y descubrirán mi belleza, heredada de mi madre. Y mi majestuosa elegancia, marchita por un maltrato de años, herencia de mi abuela, brillará.

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