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Dácil Garcías o el síndrome de Aguirre

Por Víctor San Ginés

 

Tras fracasar en su intento de obtener la mayoría suficiente para gobernar Madrid, la condesa cazatalentos, malherida, lanza zarpazos en todas direcciones: tan pronto ofrece la alcaldía al PSOE en un frente anti Podemos, como propone encabezar un gobierno de concentración integrando a Carmena, su particular bestia negra.

 

Más allá de la vergüenza ajena que provocan, las salidas de Aguirre en cierta medida no sorprenden: se asumen como características del personaje.

 

Asombra, sin embargo, que Dácil Garcías sucumba a las mismas patologías que Aguirre. Por trayectoria, por edad, por talante, me cuesta creer que Dácil se dedique a emular a Aguirre y plantee, en este caso, un frente anti PSOE en Arrecife. Me cuesta pensar que sea cosa de Dácil y me atrevo a imaginar que sigue instrucciones de su jefa de filas.

 

 

Dácil no puede atreverse a hacer esta propuesta descabellada. Sabe que el Partido Popular carece de legitimidad para hablar de regeneración después de haber orquestado una moción de censura sincronizada con la puesta en libertad de dos concejales imputados y detenidos por corrupción.

 

Dácil sabe, además, que la imputación de mi compañero no responde a la más mínima sospecha de corrupción por su parte. Puede discutirse la corrección del procedimiento administrativo que ha dado lugar a su imputación, pero nunca el que mi compañero haya actuado en función de intereses corruptos.

 

Puedo entender que Ciudadanos, Somos Lanzarote y Ganemos Lanzarote se nieguen a respaldar al PSOE. De momento. De momento porque estoy convencido procesal de mi compañero.

 

Resulta inimaginable, sin embargo, que esas tres fuerzas se sumen a un pacto anti PSOE, lo cual supondría asociarse al Partido Popular en un pacto tan descabellado que parece pergeñado por la propia Aguirre.

 

Una pena, Dácil, que te hayas dejado enredar para protagonizar este esperpento.

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