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El exilio de los youtubers: ¿víctimas o verdugos?

 

 

Artículo de opinión de Guillermo Uruñuela, periodista/redactor www.lancelotdigital.com

 

  • Lancelot Digital
  • Cedida
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    La partida de los youtubers -mejor dicho, de su dinero- hacia Andorra ha generado un profundo debate en nuestro país. Son muchos los que atacan a esta nueva especie de ídolos de masas por su "insolidaridad" con la madre patria; otros sin embargo los comprenden y aseguran que en su situación harían lo mismo. Como todo en esta vida, casi nada es negro o blanco y puede que en este aspecto los dos frentes tengan parte de razón.

     

    Han hecho las maletas para pagar menos impuestos. Así de claro. Sin vaselina. Lo han comentado abiertamente y han defendido su postura encontrándose enfrente la réplica oportuna. Unos consideran que pagar el 50% -47% para ser exactos- es un robo a mano armada; los otros le recuerdan que durante muchos años se han beneficiado de las virtudes del estado de bienestar y no sólo ellos; también sus familiares y allegados que continúan viviendo en España y disfrutan de una Sanidad de primer nivel y de una buena Educación; ambas públicas, que no gratuitas.

     

    Los detractores comentan que ahora, que les va bien la vida y tienen que arrimar el hombro, se esfuman. La trampa de la Sanidad y la Educación puede servir para incriminar a estos jóvenes pero si cambiamos los complementos de la oración igual conseguimos pensar diferente. Veamos un ejemplo:

     

     "Los youtubers emigran a Andorra para no pagar impuestos en España. Esto afecta a la recaudación del Estado, disminuyendo el dinero para mantener la Sanidad".

     

    "Los youtubers emigran a Andorra para no pagar impuestos en España. Esto afecta a la recaudación del Estado, disminuyendo el dinero para mantener los coches oficiales".

     

    Porque los impuestos no sólo se destinan a Sanidad y Educación. Eso es así. No deja de ser menos cierto que un trabajador convencional puede que no esté de acuerdo en costear con sus impuestos los miles de sueldos de políticos y asesores, que en España sobran. O no quieren destinar ni un euro a la Iglesia, o al Ministerio de Igualdad, o donde sea. Pero la ventaja de esta gente es que se dedican a una profesión deslocalizada que pueden desarrollar donde les venga en gana. La gran mayoría no.

     

    Una de las preguntas que se me vino a la cabeza escuchando un debate sobre el tema es la siguiente. Si un bioquímico mileurista en España aceptase irse a otro país donde se le valore más, para poder trabajar en mejores condiciones, ganando más pasta -pagando los impuestos que estén regulados en su nuevo hogar- ¿nos escandalizaríamos? Seguro que no.

     

    Quizá esto nos sirva para replantearnos hacia donde vamos. Hay que penalizar al defraudador pero tengo la sensación de que, últimamente en España, se está criminalizando al que genera economía, al que crea trabajo y se le señala por ricachón. Y además se le cruje fiscalmente. Igual es un buen momento para replantearnos si queremos ser un país que ahuyente las fortunas o las reciba con los brazos abiertos dentro de un marco regulado. Que nadie me malinterprete.

     

    Dicho lo cual, tengo que admitir que el contenido que generan estos muchachos es una bazofia que no aporta nada a la sociedad. Y uno se estremece al ver hacia dónde vamos si estos imberbes son los que marcan el camino a seguir. Seguramente eso dé para otro artículo; este no da para más. 

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