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¿Inhabilitar al presidente Rivero?

Por Francisco Pomares

 

 

Bastante enfadado por la llamada del Presidente Rivero a la rebelión de las masas, y en medio de una genérica reflexión sobre la necesidad de evitar la crispación en la política canaria, a Asier Antona se le fue el pie del freno y pidió inopinadamente la inhabilitación de don Paulino, es de suponer que porque no lo considera en condiciones de seguir desempeñando las altas funciones y competencias que corresponden a la Presidencia del Gobierno. Ni lo aclaró Asier Antona, ni conozco yo cuales son los mecanismos para la inhabilitación de un político en activo en este país, más allá de los que pueden usarse para inhabilitar en el ejercicio de su cargo a cualquier otro funcionario –sentencia judicial firme o diagnóstico clínico de incapacidad- además del mecanismo político tradicional –y ensayada siempre sin éxito por estos lares- de la moción de censura, que –si prospera- lleva a la incapacitación para el desempeño de una determinada responsabilidad. La única moción de censura que se ha presentado para destituir a un presidente del Gobierno en Canarias, ha fracasado. Porque lo de Fernando Fernández, ahora felizmente jubilado en las filas del Partido Popular, no fue una moción de censura. Fernández resultó temporalmente inhabilitado para seguir en la presidencia del Gobierno, cuando el hombre se sometió a sí mismo a una moción de confianza que perdió de forma inesperada, cuando sus socios áticos decidieron dejarlo colgando de la brocha.

 

Preguntado por la posibilidad de que el PP este preparando una moción de censura, Asier Antona ha aclarado que eso crisparía aún más la vida política canaria (no se si la crisparía porque es muy difícil que esa opción llegara a prosperar), de donde uno supone que una de dos: o Antona se columpió el hombre con lo de la inhabilitación de Rivero, o los suyos estudian otras opciones inhabilitantes. Supongo que serán de carácter judicial –si va de eso, largo me lo fiáis, amigo Sancho-. Si fuera una cuestión a judicializar, Rivero podría acabar tranquilo esta legislatura y si me apuras, dados los plazos a que nos tienen acostumbrados los tribunales, hasta podría acabar la próxima. Y si el procedimiento fuera clínico, esta sería la primera vez en la historia de la democracia española en que alguien plantea la inhabilitación por enajenación o incapacidad manifiesta de un cargo electo en el Gobierno. Al menos que yo sepa.

 

Por eso, para que nadie se haga ilusiones, sería bueno que Asier Antona nos explique por que medio cree él que debería inhabilitarse a Rivero. Si político, jurídico o médico. Porque no me cabe duda de que Asier Antona es un demócrata, y supongo yo que el golpe de Estado –otro clásico inhabilitante, normalmente conjugado en clave militar- debe haberlo don Asier descartado del todo. 

 

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