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Jacobo Medina, el azote de Eva de Anta

 

Antonio Maldonado

 

Esta semana pasada hemos vivido uno de los episodios más vergonzosos que a mi juicio se han producido en el devenir político del Ayuntamiento de Arrecife. Me refiero a la expulsión, injusta, del pleno municipal del concejal del Partido Popular, Jacobo Medina. Y digo uno, porque desgraciadamente en esta legislatura se han sucedido algunos debates de lo más peregrinos y esperpénticos como en su día fue el del cierre de la avenida y los motivos que se argumentaron para ello por parte de la máxima dirigente de Arrecife.

 

En esta ocasión, tengo la sensación de que la alcaldesa Eva de Anta está trasladando al pleno su propio nerviosismo al ver que tanto ella como su grupo de concejales no son capaces de gestionar una ciudad llena de problemas. Unos heredados, otros nuevos y otros tantos que ellos mismos han generado por su falta de experiencia y por algo que creo que es más importante: por su falta de ilusión por cambiar y mejorar nuestra ciudad, y eso que ya van para tres años y la propia alcaldesa incluso desde la legislatura anterior.

 

Lo que hizo Eva de Anta en la última sesión fue un arrebato de quien no tiene respuesta y así lo puso de manifiesto ante los respresentantes del pueblo que están allí sentados. Eva de Anta expulsó a un concejal que si bien pudo caer en un exceso de apasionamiento, todos los presentes sabían que lo único que estaba pidiendo a la alcaldesa es que tuviera algo de humanidad y corazón, y adelantara la intervención de una vecina, Candelaria, que si precisamente estaba allí era por culpa del grupo de gobierno del Ayuntamiento. Un extremo que entiendo que es importante y clave para entender la soberbia y la falta de humildad con la que a mi juicio actuó la alcaldesa en los apenas 60 segundos en los que le dió el arrebato.

 

Probablemente la alcaldesa de Arrecife, Eva de Anta, no quería escuchar al concejal del PP, que últimamente le canta las cuarenta cada vez que tiene ocasión. Y motivos no le faltan para hacerlo ni a Jacobo Medina ni al resto de los grupos de la oposición, digo yo. Aunque hay algo que no entiendo todavía a estas alturas y es porqué en Arrecife es el único sitio donde la oposición, en este caso Podemos, Ciudadanos, Somos y Coalición Canaria, no se dedican a fiscalizar al gobierno del PSOE y el PIL, sino al propio Partido Popular que debe ser que para muchos es el problema que tiene la capital.

 

Hay quien diría que tanto Medina como sus compañeros de filas se han convertido en el azote de la alcadesa socialista y algo de razón no les falta porque de momento son los único que están sacando a la luz los rotos y los descosidos de uno de los peores gobierno que ha pasado por el Ayuntamiento de Arrecife. Es duro reconocerlo pero a estas alturas, De Anta ya tendría que haber asumido esta realidad y ser consciente de que lo mejor sería abstenerse de estos ramalazos de intolerancia y dejar que sea el pueblo el que levante y siente en salón de plenos a sus representantes públicos, ¿O es que el PSOE cada vez que no quiera escuchar críticas de los concejales los va a expulsar del pleno?

 

Con el currículum que va sumando la alcaldesa respecto a los problemas que son incapaces de resolver mejor haría en centrarse en su trabajo y dejar a la oposición que haga el suyo aunque no le guste. Eva de Anta sabe que lo que le está pidiendo el PP se lo están reclamando a diario y de forma mayoritaria los vecinos de Arrecife para los que no hay ninguna respuesta, como tampoco la tuvo Candelaria.

 

Vegüenza debería darle al PSOE que una vecina tenga que ir a un pleno a exponer la amarga situación que vive por culpa del incumplimiento del Ayuntamiento y que se vaya a su casa sin que la alcaldesa dedicara ni 60 segundos de ese mismo pleno a pedir perdón y darle una solución al problema que ellos han creado a Candelaria y las otras seis familias afectadas.

 

Como arrecifeño me duele ver en qué están convirtiendo mi ciudad, una ciudad que lo menos que necesita es una alcaldesa que no controla la situación de crisis política y social que está viviendo la tercera capital de Canarias.



Antonio Maldonado Fernández

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