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La sanidad canaria sigue a la cola

 

Por Román Rodríguez, portavoz en el Parlamento canario y presidente de Nueva Canarias

 

Por mucho que el Gobierno de Canarias trate de maquillar la realidad resulta más que evidente su incapacidad y desinterés hacia los servicios públicos, como señalan distintos informes y estudios que reiteran las negativas circunstancias que atraviesan estos, colocándonos en todos ellos a la cola de las comunidades. Sucede con la aplicación de la ley de la dependencia, en la que Canarias suspende de forma rotunda en los análisis realizados por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. Ocurre con la educación, donde estamos a la cola de las comunidades autónomas en implantación de la infantil de cero a tres años y se elevó de manera significativa el abandono escolar temprano, el pasado año. Pasa con la vivienda, en la que no se ha hecho nada a lo largo de la legislatura. Sucede, también, con la sanidad. La edición del Barómetro Sanitario correspondiente a 2018 vuelve, una vez más, a mostrar las carencias y la insatisfacción de la ciudadanía del Archipiélago ante el sistema de salud.

 

Unas carencias e insatisfacciones que se producen en el ámbito sanitario pese al enorme esfuerzo y la elevada cualificación de sus profesionales, que han logrado sostenerlo durante la reciente crisis económica. Han hecho frente a los significativos recortes experimentados en recursos económicos y humanos. Han evitado un mayor deterioro del sistema y han realizado su tarea en condiciones laborales muy difíciles. Pero ese generoso esfuerzo no se ha visto acompañado por las decisiones del Gobierno canario, incapaz de revertir los efectos dañinos de las políticas de austeridad ni de planificar adecuadamente este servicio público. En una etapa, además, en la que se cuenta con muchos más recursos económicos, con un presupuesto sanitario situado en niveles medios estatales.

 

El Barómetro Sanitario, que lleva a cabo el Ministerio de Sanidad en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), constituye un relevante estudio de opinión que viene realizándose, con una periodicidad anual, desde 1993. Con esta investigación se pretende conocer el grado de satisfacción de los ciudadanos y ciudadanas con los servicios sanitarios públicos.

 

El correspondiente al pasado año, dado a conocer recientemente, señala que mientras que el 21,2% de la muestra considera que el sistema sanitario funciona bien, en Canarias está valoración positiva solo la hace el 10,1%, la mitad. Si nos vamos al otro extremo, a los que plantean "rehacer por completo" el sistema sanitario, es defendido en las Islas por el 9,3%, el doble que la media estatal (4,7%). La percepción es, como se puede observar, mucho más negativa que en el conjunto de las comunidades.

 

En el Estado, un 26,2% de los encuestados plantea la necesidad de introducir cambios profundos para mejorar la sanidad. Un dato que en Canarias se eleva hasta alcanzar el 35,6%, es decir, más de nueve puntos porcentuales más.

 

Urgencias

 

En el Barómetro Sanitario de 2018, es similar la preocupación que generan las listas de espera, con apenas un punto de diferencia entre Canarias y el Estado. Mientras que, en el caso de la masificación de las urgencias hospitalarias, es considerado un problema en Canarias por un 70,1% de la muestra y para la media estatal del 67,7%. Con relación a la atención primaria, Canarias solo aparece en satisfacción de sus usuarios por delante de Andalucía. Similar valoración recibe el capítulo de ingreso y asistencia en hospitales públicos. En atención especializada se encuentra a la cola del Estado, lo mismo que sucede en urgencias en hospitales públicos 

 

También llama la atención que, pese a ser de las primeras en implantar el servicio de urgencias sanitarias y haber sido durante muchos años el servicio mejor valorado, el barómetro coloca a Canarias la última en satisfacción en las urgencias 061-112.

 

La mayoría en la encuesta estatal afirma preferir ser atendido en un centro público en todos los casos. Sin embargo, en Canarias esto es así cuando se trata de atención primaria, hospital y urgencias, eso sí con valores mucho más débiles que la media española. La mayoría se muestra favorable a optar por un centro privado en el caso de la atención especializada, siendo la única comunidad en la que se produce esta preferencia. Datos que dan una medida de la crisis del sistema en las Islas.

 

Por último, respecto a la evolución de las listas de espera en el último año, un 48,9% de la muestra canaria considera que sigue igual, para el 27,8% ha empeorado y sólo para el 7,4% ha mejorado. Canarias es junto con Andalucía, la Comunidad Valenciana y La Rioja, las que más señalan un empeoramiento de las listas de espera en el período reciente.

 

Cambio profundo

 

Se precisa, sin duda, un cambio profundo en la orientación y gestión de este servicio público, hoy cuestionado por sus profesionales y por sus usuarios. Mediante la disminución de las listas de espera a través de un programa permanente que posibilite incrementar la actividad asistencial. Para colocarnos, como mínimo, en los parámetros medios estatales de los que hoy estamos alejados, especialmente en los tiempos medios de espera. Por medio de la reorientando de los servicios sanitarios ante las nuevas patologías asociadas a una mayor longevidad. En poco más de una década, las personas mayores de 65 años serán el 26% de la población, once puntos más que actualmente.

 

Es necesario hacer más partícipes a pacientes y familias del sistema sanitario. Impulsar decididamente la atención domiciliaria aprovechando, además, el aporte de las nuevas tecnologías. Integrar la atención primaria y la hospitalaria, en organización y en una única historia clínica, potenciando los servicios sociales y rompiendo con la desconexión entre estos y el sistema sanitario.

 

Reduciendo la saturación de las urgencias hospitalarias. Para ello es esencial mejorar la atención prehospitalaria. Fundamentalmente, dando un papel más relevante a la atención primaria, dotando a los centros de salud de más profesionales, médicos y de enfermería, con más y mejor tecnología (radiología, pruebas analíticas, ecografía clínica, etc.), lo que contribuiría a reducir las masificaciones en las urgencias hospitalarias.

 

Dimensionando adecuadamente las plantillas profesionales, hoy claramente insuficientes, Mejorando el transporte sanitario y atendiendo las infraestructuras pendientes. Recuperando los derechos laborales perdidos durante la crisis económica. Abordando la reorganización de la jornada laboral, la carrera profesional, el régimen de incompatibilidades, la equiparación de las ratios de profesionales a las medias del Sistema Nacional de Salud y un plan de formación continua del personal del Servicio Canario de la Salud (SCS).

 

Profesionalizando la gestión y consiguiendo los máximos niveles de eficiencia en la misma. Poniendo en marcha el III Plan de Salud de Canarias, implementando los planes de cuidados paliativos, salud mental, cronicidad y de control de la diabetes, con gran prevalencia en Canarias y asociada a otras muchas enfermedades. Garantizando su correcta implantación, seguimiento, evaluación y financiación.

 

En definitiva, colocando a la sanidad como auténtica prioridad. Lo que el actual Gobierno de Canarias no ha querido hacer.

 

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