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Mi “Pregón”, sin permiso de la Autoridad

Por Antonio Coll

 

 

Señoras y Señores: Tengo el honor de escribir mi “Pregón de San Ginés”, a pesar de no haber sido invitado, oficialmente, por el grupo de gobierno, en minoría y sustentado, con el alquiler de dos concejalas, del Ayuntamiento de Arrecife.

 

Naturalmente, agradezco la no invitación, al no compartir, en muchos aspectos, la gestión que lleva a cabo la autoridad pertinente. De esta forma, me siento libre y sin ataduras para escribir, definir y decidir, lo que me venga en gana, sobre la ciudad de Arrecife. De su pasado. De su presente y sobre su futuro. De la indignación y del “cabreo” de mucha gente. Y sobre todo puedo escribir sin influencia sectaria ni oportunismo político.

 

Advierto que desde mi existencia solo he sido invitado a ser “pregonero” en honor a las Fiestas de “Nuestra Señora del Rosario, Teseguite/88”, siendo alcalde del municipio, Dimas Martín. Así que mi experiencia, en estos menesteres, se puede considerar casi nula.

 

Bajo mi óptica, un pregón de las fiestas patronales de una ciudad, tiene mucha similitud a una “tesis doctoral”, pero, en esta ocasión, intentaré, por todos los medios, que no sea tedioso y aburrido, eso sí, con muchas dosis de pragmatismo. En mi larga trayectoria periodística, abundan, en las hemerotecas, artículos sobre la ciudad de Arrecife. Recuerdo que mi primer escrito sobre San Ginés se recoge en el histórico semanario Antena, dirigido y fundado por Guillermo Topham. Eran años de juventud y de inocencia. También de una vigilancia absoluta de los poderes públicos sobre la libertad de prensa. Bien es cierto que hoy gozamos de la libre comunicación de opiniones, lo que se llama “Libertad de Expresión”, considerada como uno de los derechos más importantes, conquistado por la sociedad civil.

 

Mi infancia transcurrió en la calle Argentina, cerca del Barrio del Carmen, y frente al único “estadio” de fútbol y la primera “bloquera”, instalada en la ciudad, por el extremeño Liberato Barambio. La adolescencia la viví en la calle Igualdad, trasera del único Instituto existente en Arrecife, hasta que se construyó el actual Blas Cabrera Felipe. En estos tiempos, las fiestas de San Ginés se celebran en la Avenida Coll y Vargas. Desde la entrada al Puente de Las Bolas hasta los linderos sur del Charco. Más tarde, el recinto ferial se trasladó al Parque Municipal. Como a cualquier otro niño, la llegada de las fiestas de San Ginés, significaba una inmensa alegría, muy similar a la llegada de los Reyes Magos. Muchas madres, en aquellos tiempos, enviaban los “patrones” a costureros/as de Las Palmas para que sus hijas vistieran con trajes típicos de la época. La inquietud de dichas madres era mayúscula para que no hubiese retraso de entrega. En tal sentido, existe una anécdota, referente a un telegrama remitido, por una madre conejera, a su sastre de la capital grancanaria. El texto escueto, escrito con la mejor intención, rezaba de la siguiente manera: “Niñas desnudas, San Ginés encima”. Más claro y nítido, imposible. Fue el escritor e investigador, Agustín de La Hoz, quien me transmitió la “simpática e inocente” anécdota.

 

Arrecife crece, sin orden ni concierto

 

Pero con el discurrir de los años, las fiestas se fueron transformando, al compás de una ciudad que vivía de la pesca, sus fábricas y el pequeño comercio; la agricultura y la ganadería, sobrevivía con el esfuerzo y la entereza de las familias lanzaroteñas, a pesar de la poca ayuda oficial y supeditada al “agua del cielo”.

 

Con la llegada de la democracia, creció la ilusión y la esperanza en los habitantes de la ciudad, pensando que Arrecife se iba a modernizar al ritmo de otras ciudades, sobre todo cuando empezaron a llegar los primeros turistas que se hospedaban en la primera zona turística de la isla: Puerto del Carmen. La construcción del Arrecife Gran Hotel con cinco estrellas y el Hotel Lancelot, fueron los primeros embriones para enfocar la ciudad hacia el turismo, una vez se inició el desmantelamiento paulatino de las conserveras, como consecuencia de la entrega del Sáhara Español al Reino de Marruecos y Mauritania, con el acuerdo Tripartito de Madrid, en 1975, que aún sigue coleando cierto “secreto oficial”. Los acuerdos pesqueros, contemplados en dicho convenio, en referencia a respetar la pesca, en el potencial banco pesquero sahariano-español, para la flota lanzaroteña y canaria, no se cumplieron. Los gobernantes españoles, cómplices de una vergonzosa descolonización a destiempo, miraban hacia otro lado, para que Marruecos no destapara la presunta existencia de sobornos y sobornados, entre políticos y altos mandos militares. En los inicios de los años 80, “la crónica de una muerte anunciada”, para la industria conservera, estaba escrita. Y así ocurrió. Esta circunstancia, desgraciadamente, no motivó para nada a la clase política dirigente, para acelerar y potenciar otros sectores y diseñar una ciudad acorde a los tiempos venideros. Las legislaturas pasaban, tras cada cuatro años, y la ciudad permanecía estancada, paralizada. Los intentos de poner orden urbanístico-jurídico, a través de la aprobación de un nuevo Plan General Urbano, se convertía en un hecho utópico. Arrecife crecía de forma desigual y sin ninguna sensibilidad en el ámbito arquitectónico. Sin un instrumento urbanístico, bien diseñado y futurista, dio como resultado un “embarazo malogrado”. Los empresarios, emprendedores y potenciales inversores, se encontraban desamparados y desilusionados, porque las “trabas” administrativas eran enormes, solo con el objetivo de pasar por “caja”; y las garantías jurídicas brillaban por su ausencia. En largas y diferentes etapas y legislaturas, el Ayuntamiento ha estado en manos de cargos públicos inoperantes y sin visión de futuro. Por dichas circunstancia, el Consistorio se fue convirtiendo en cuna de políticos y funcionarios “mediocres”, malos gestores y prácticas irregulares. En este clima “provocado”, la ciudad no podía avanzar, sin olvidar las continuas inestabilidades políticas que se sucedían en cada legislatura. Todas estas incidencias, provocaron exiguas inversiones públicas y muchos proyectos aprobados, con inversiones millonarias, quedaron sin efectividad. El desconcierto casi permanente y las batallas ficticias o interesadas, provocaba el desvío de las partidas públicas presupuestadas a otras islas. Sirva solo de ejemplo el Palacio de Congresos; El Islote del Amor; el Islote del Francés; el Plan Especial Puerto de Arrecife-Naos; el propio PGUA, aprobado inicialmente en el 2007, siendo alcaldesa, María Isabel Déniz y concejala de Urbanismo, Nuria Cabrera. Pero fue tumbado, en el 2008, por los nuevos gobernantes salidos de las elecciones, con el pacto PSOE-PIL. Fue un gravísimo error y ahora, seguimos pagando las consecuencias.

 

La realidad y la historia de Arrecife nadie la puede borrar

 

Otro ejemplo, más reciente, lo encontramos en el Catálogo Arquitectónico de Arrecife, que a pesar de ser “tumbado” por el Tribunal Supremo, el actual grupo de gobierno, en minoría, pretende impedir que decenas de inmuebles en ruinas, con falsos planteamientos progresistas, puedan ser derribados para que sus legítimos propietarios, construyan edificios, acorde, naturalmente, a las nuevas normativas urbanística de la ciudad.

 

Es posible, que en la celebración de unas fiestas patronales y el jolgorio, los pobladores de esta ciudad no estén para escuchar problemas ni discursos negativos, pero la realidad y la historia de Arrecife nadie la puede borrar. Es triste que a los actuales dirigentes de la ciudad les importe poco el paro (30,5%), la pobreza y la marginación de una buena parte de la población capitalina. El ofrecimiento de Repsol de implantar su base logística en el Puerto de Arrecife, con una inversión, en su primera fase, de 34 millones de euros, fue rechazado por las autoridades, por lo que la compañía optó por establecerla en el Puerto de la Luz. Se dice NO al “oro negro”, con argumentos “insostenibles” y mentiras repetitivas, pero no se ofrecen alternativas para dinamizar la economía de la capital y de la propia isla.

 

No quiero cansarles, pero en mi opinión, a Arrecife siempre le han perseguidos “genios maléficos” y sin escrúpulos, exceptuando algunas etapas de corto periodo, que trajeron aire nuevo e ilusión. Pero por cuestión del tiempo limitado, al convocarse unas nuevas elecciones, solo cabe destacarse la implantación de las bases para la “nueva” redacción del PGUA, hoy en exposición pública. Quiero destacar, en el aspecto positivo, la construcción del Puerto Náutico-Deportivo de Arrecife, iniciativa privada y proyectada por el emprendedor y futurista lanzaroteño, José Calero. Su pronta inauguración, es esperada con gran ilusión. La potencial marina de Arrecife, por fin, puede recuperarse una parte, para el disfrute de los habitantes de la ciudad. No me olvido de la construcción de la circunvalación, obra de primerísima necesidad, aunque con un retraso de más de ocho años, significará un gran avance y progreso para Arrecife y la isla en general. Y poco más puedo contar. Espero que algún día Arrecife se “vista de gala” y que el obispo San Ginés bendiga, de forma simbólica, el gran acontecimiento. Podemos celebrarlo con voladores y banda de música, en homenaje a todos los “sufridores” habitantes de la tercera capital de Canarias.

 

La Autoridad competente puede solicitar “cadena perpetua” a este “escribidor” e inhabilitarle de por vida a redactar un pregón sobre las Fiestas de San Ginés. Con mucho gusto acataré la “sentencia”, porque entiendo que subvertir el orden tradicional, es saltarse el rigor y la oficialidad que se le exige a un “pregonero” de las fiestas patronales de una ciudad. Pero mi forma de ser y de entender la vida, ninguna “autoridad” podrá abolirla. Es cuestión de principios y pragmatismo.

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