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OPINIÓN. El transfuguismo, socialmente inaceptable

DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll

Aunque el vocablo tránsfuga viene referido, normalmente, a la política y no sea aceptado socialmente por la mayoría de la población, no deja de ser una figura que se convierte en traidora ante su partido y contra los electores que le votaron en una lista cerrada. Diferente es sí en el Reino de España se implanta, en la ley electoral, la elección directa, circunstancia que no se da en estos momentos, por lo que hay que aceptar lo establecido por las leyes actuales. La contradicción es que el acta del elegido es suya y no del partido. En mi opinión, se tuvo que haber contemplado en la normativa jurídica la penalización al transfuguismo, con la obligación de entregar su acta sea concejal, diputado o consejero, cuando opta, sea por principios ideológicos o interesados, votar en contra del partido que lo incluyó en las listas electorales. Porque de lo contrario, las administraciones públicas serían ingobernables y el sistema democrático no tendría razón de ser. Precisamente, el Tribunal Supremo de Brasil hace tres años, falló en contra del transfuguismo y estableció que los elegidos deben de ser fieles a la formación política que lo postularon. Igualmente otros países han regulado la figura del “tránsfuga” por los cismas y escisiones que se crea en los parlamentos y corporaciones públicas. En España son numerosos los casos sufridos y que ha creado mucha inestabilidad en diferentes comunidades autonómicas y corporaciones municipales. En Arrecife, la concejala, Amor Castañeyra, presentada por el PIL, constituye el último episodio del transfuguismo del Reino de España y con su actitud de no devolver su acta como edil, el grupo de gobierno, conformado por el PP-PNL-PIL, se ha quedado en minoría. Hace bien el presidente del partido insularista, Fabián Martín, de ser firme y expeditivo en su decisión de no permitir “chantajes” y actitudes “indisciplinarías”, evitando así precedentes cara al futuro de su partido. La tránsfuga arrecifeña, sinónimo de traidora, no solo ha montado un circo con el cese de su “asesor” y presentar su retirada del PIL, sino ha tenido la osadía de enviar un escrito a los medios de comunicación, lleno de improperios y descalificaciones al que era hasta poco su Alcalde, Cándido Reguera, pero que pertenece al PP y la decisión del máximo mandatario municipal al cesarla, cumple con el pacto firmado con el PIL y su decisión fue, como no puede ser de otra manera, consensuada con los dirigentes de los insularistas. Así que dirigir las críticas al Alcalde, calificando su decisión de cesarla como “intromisión”, pone en evidencia que esta “señora” se equivocó de profesión al dedicarse a la política cuando, posiblemente, su ubicación hubiese sido mejor en un mercadillo como vendedora de “flores”, profesión, por otra parte, muy digna. El PIL, ya decía en otras entregas, debe de reflexionar detenidamente, cara al futuro, y mirar con lupa a los componentes de las listas electorales porque ya son muchos episodios, protagonizados por su gente, y no siempre con acciones de “buenas prácticas”.
Sólo esperar que la “rabieta” de la concejala se le pase pronto y no tome “represalias” votando en contra de las iniciativas del grupo de gobierno municipal. Sería una indecencia política y muy repudiable. También espero que la oposición no se valga del voto de una tránsfuga para frenar las acciones de los actuales gobernantes porque al final sería solo Arrecife la perdedora y es inaceptable que vuelva a los tiempos de parálisis.
PD: AENA ha dado de nuevo la espalda a las legítimas reivindicaciones que la patronal turística y las propias autoridades insulares llevan años solicitando. Es una pena que dos legisladores socialistas lanzaroteños en Madrid intenten tergiversar la realidad, remitiendo un comunicado a la prensa, declarando que la reunión con AENA ha sido muy productiva, cuando el ente público no se ha comprometido a nada y las propias patronales así como representantes políticos insulares que acudieron a la reunión en Madrid, confirman su “decepción absoluta” en un comunicado conjunto. Esperpéntico.

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